Gracia

Un cielo ambiguo para el Esparraguero

  • La Hermandad del Cristo de Gracia sale a la calle tras pedir una prórroga y esperar el paso de los malos augurios

Los diferentes sectores del desfile procesional de la Hermandad de Gracia se preparan en el patio del colegio de los Trinitarios. Apenas faltan una quincena de minutos para la hora prevista, pero el cielo no acompaña. Cinco mujeres vestidas de mantilla esperan en la escaleras de entrada. La calle, tras el inmenso portón, aguarda al Esparraguero. "Tiene que salir, por cuatro gotas no se puede quedar dentro", se oye.

El patio de los trinitarios rezuma incienso. El cielo continúa ambiguo. Por delante, nubes de agua. Negras. Por detrás, un cielo claro. La junta de gobierno se reúne y su hermano mayor, Juan González, comunica que en media hora anunciarán la decisión definitiva. Los nazarenos se despojan en el patio de los cubrerrostros. "¿Qué hora es, qué hora es?", pregunta con insistencia una pequeña esclavina.

Los sectores siguen formados y el frío se hace más intenso en la espera. La llamada de los niños encargados de encender las velas augura buenos presagios. Todo apunta a que el Cristo de Gracia estará en la calle y se quitará la espina del año pasado, cuando la lluvia se lo impidió. Los nervios se convierten en sonrisas y aplausos cuando uno de los hermanos comunica que la estación de penitencia se celebrará en la calle. Los cubrerrostros vuelven.

Fuera, en la calle, en la plaza del Cristo de Gracia, la bulla se ha multiplicado. Hay gente por todas partes. El portón se abre, mientras que la cruz de guía de la hermandad sale del templo. Las nubes continúan amenazando lluvia en el cielo. Sin embargo, el Esparraguero, ese Cristo mexicano, está en la calle, junto a la Virgen, San Juan y la Magdalena a sus pies. El cielo está casi negro y no es de noche aún. El paso avanza hasta encontrarse con la ciudad que espera.

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