La sagrada Cena

Toda una lección de amor fraterno

  • El impresionante paso de misterio de la Sagrada Cena estrena mesa para poder pasar por la Puerta de las Palmas

Poniente es fiel a la cita que cada año tiene con el Señor de la Fe. La vida acumulada en los alrededores de la parroquia Beato Álvaro de Córdoba a la espera de su salida en estación de penitencia cada Jueves Santo así lo atestigua, una estación de penitencia que siempre tiene emotivas dedicatorias. En esta ocasión, la primera levantá del misterio de la Sagrada Cena está dedicada a Loli Moreno, una cofrade de la hermandad fallecida. Y la segunda a Eduardo, un niño de 11 años que lleva un mes en coma. Sus propios compañeros enviaron una carta a la hermandad para pedir por él, demostrando lo que es el amor fraterno, el amor verdadero conmemorado cada Jueves Santo, esa forma de darse al otro que el propio Jesús definió cuando le insistió a sus apóstoles aquello de: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu fuerza, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo". (Lc.10,27). Recordándoles también que Dios es amor.

Rodeando una nueva mesa, más estrecha que la anterior para poder entrar por la Puerta de las Palmas en la Mezquita-Catedral en el año del traslado de la carrera oficial al primer templo de la Diócesis, el Jesús al que diera vida tallada en 1993 Miguel Ángel González levanta el cáliz para compartir su sangre con sus discípulos revividos en talla también por Miguel Ángel González tres años más tarde. Este gesto junto con el de compartir el pan de esa cena no es sólo la instauración de la eucaristía, es muchísimo más. Es también un signo de servicio a los demás, de donarse, de hacerse el último, como luego ocurriría cuando le lava los pies a unos discípulos con unos gestos imortalizados sobre el paso de misterio que hablan a quienes los ven recorrer las calles de Córdoba. San Juan permanece sentado al lado del maestro, paciente, respetuoso, atento a todo y demostrando que es el discípulo amado, mientras que a Judas se le ve la traición en la cara antes de que el propio Jesús le diga que "lo que tienes que hacer, hazlo pronto", y el rostro de Simón Pedro refleja el miedo que le llevaría, tal y como el propio Cristo profetizó, a negarlo tres veces antes de que cantara el gallo. Por delante casi ocho horas de emotiva estación de penitencia, de lección de amor fraterno a Córdoba acompañado por los sones de la Agrupación Musical de la Sagrada Cena.

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