La Agonía

El Naranjo acompaña a su Cristo

  • Los vecinos, que se acercan en nutrido cortejo hasta el centro de la ciudad, se fijan en cada detalle del nuevo misterio y siguen al titular de la hermandad, que, por primera vez, aparece rodeado de dos soldados romanos y un centurión

Elogios y desacuerdos entre los vecinos, diversidad de pareceres frente a una novedad que marca un antes y un después para el misterio de la Hermandad de La Agonía: los tres romanos que se han añadido al paso. A lo largo del extenso recorrido de la cofradía hasta llegar al centro de la ciudad, decenas de personas acompañan al Señor del barrio del Naranjo durante la tarde del Martes Santo. Calle a calle, sin perderse ni un sólo giro, ni un detalle del paso, muchas son las reacciones de los seguidores al ver por primera vez a los dos soldados y al centurión romano que estrena la hermandad. La imagen del trono ha cambiado radicalmente. La solitaria figura del Cristo de la Agonía ahora aparece rodeada por tres nuevas tallas.

"Al Cristo no le pega eso", decía un vecino al abrirse las puertas de la cochera desde donde sale el misterio y vislumbrar a los romanos. "Está demasiado recargado", añadía otro. También hubo muchas alabanzas por este estreno, ya que complementa la escena bíblica que pretende recrear la hermandad: el momento en el que unos soldados se juegan a los dados la túnica de Jesús mientras agoniza en la cruz. Los vecinos se fijaron en las nuevas imágenes, en las plumas del casco del centurión, en la lanza del soldado que permanece de pie junto a la cruz y el crudo gesto del que agachado, está a punto de lanzar los dados. "A ese hombre se le ha caído un ojo", comentaba un niño a su madre respecto a este soldado tuerto.

Y a los pies de Cristo; rosas rojas, iris morados y calas intercaladas con pequeñas flores silvestres bañan de color el nuevo misterio de La Agonía. Otra de las novedades es el tallado del frontal del paso, algo de lo que sólo los más expertos se dieron cuenta.

Ya a la salida del barrio, otra nueva imagen rodea a la de Cristo: las grúas y las banderolas de las constructoras que se alzan frente al parque de La Asomadilla. La escena de este tramo de recorrido también ha cambiado, ya que poco a poco el campo que separaba al barrio del Naranjo de la ciudad va desapareciendo por la urbanización de la zona.

Pasadas 12 horas, la veneración de los vecinos persiste. Bien entrada la madrugada están en la calle, frente a la parroquia de Santa Victoria, esperando el regreso de su Cristo para encerrarlo en su templo.

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