La Merced

La Merced de la señora a su pueblo

  • La Hermandad de la Merced viste media Córdoba de blanco debido a su largo recorrido

Merced tiene un manojo de acepciones bellas. Merced es la dádiva al necesitado, la misericordia y el perdón, el "beneficio gracioso que se hace a alguien", según el diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE). Merced suena a premio, a disposición, a entrega al prójimo. Qué mejor nombre para una Virgen, para los valores que representa. Ojalá pudiera Ella repartir todas las mercedes que hacen falta en un mundo en el que es vital que ella salga a la calle para que muchas economías se alivien, para que se haga merced a tantos que gracias a su paso montan quioscos, consiguen un contrato eventual en una terraza abarrotada o, simplemente, se tiran a la calle para disfrutar de la merced que sirve en bandeja lo mejor de esta primavera, que da a esta Semana Santa tardía un verde más agostado de lo habitual. En compensación, ya ha brotado la jara en la sierra y el azahar perfuma con intensidad muchos de los rincones por los que Santa María de la Merced -la dolorosa bajo palio que Buiza talló en 1976- pasea entre un gentío que en la esquina de San Pablo con Capitulares se convierte en aluvión devoto que espera las gracias. El blanco mercedario de las decenas de nazarenos que flanquean a la Virgen y a Nuestro Padre Jesús de la Coronación de Espinas abren una estela de pureza luego por la plaza de San Miguel, donde la bulla es ya continua. Qué marco más bello encajan los arcos góticos de la portada de este recoleto templo fernandino. Qué placer produce ver ese palio bailar entrando a la plaza. Se oye la voz ya casi ronca de José Fernández mandar a sus hombres, que han pasado por varios relevos debido a lo lejos que queda la modesta parroquia de San Antonio de Padua. "Vámonos valientes", y el crujido seco del palio estremece los riñones de los Fernández que van debajo, de los Ballesteros, de tantos hombres que sufren por la bendita locura de obtener y regalar mercedes por las calles de Córdoba. Y pronto, como si de un sueño se tratara, a las ordenes de Salvador, el contraguía, la imagen blanca consigue mecer los faldones entre las bambalinas al mismo compás que de las olas surge la espuma, también blanca, en el acantilado. El ritmo del palio tiene el temple de un capote a la verónica, que se lo digan sino a Joselito; el resto lo ponen las afinadas marchas de la banda Guadalrosal. Cuando tocan La Esperanza de Triana, una marcha de López Farfán, a la altura de San Miguel, la Merced es un espectáculo único y decenas de fieles, turistas y demás gentío se arrima como puede a la Virgen sabedores de que su gracia es inmensa si se tiene fe.

El esplendor blanco estuvo precedido por el dolor frío, el aroma acre y el paso sinuoso del señor en humildad cuando fue coronado de espinas. El misterio transmite todo lo contrario a la merced, de ahí la grandeza de las sensaciones que trasmite este cortejo. Todo lo que la Señora representa contrasta con la mofa del romano, con el dolor de los golpes del espino sobre la frente de Jesús. Es como si esta Merced que surge de la humildad del Zumbacón corriera a redimir la escena anterior en un retablo perfumado con inciensos y ceras. ¿Por qué tiene que existir un contraste tan fuerte? Ni las lágrimas de la madre empañan su esplendor y sólo la cara cansada que se le queda a la Virgen por el humeo constante de la candelería del palio produce lástima. Eso, y la escena que la precede.

La noche cierra filas cuando la Merced enfila calles camino de Santa Marina y la luna cede otro contraste blanco pureza más a la tarde cordobesa. Y es que a veces los elementos alían en perfecta armonía. Blanco mercedario, blanco inmaculado, blanco azahar, blanca jara de la sierra -que ha roto para esta semana-, blanca la luna y blancos los hachones de los nazarenos camino de Las Ollerías, donde se deja atrás el blanco de la cal y la hermandad toma el tono del barrio moderno del que procede el desfile. Los bloques de pisos no son el mejor contraste para los pasos pero que más da: Córdoba ya ha visto el ejemplo de lo que es repartir mercedes a las gentes de Córdoba.

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