La luz reinó en la mañana de un Domingo de Ramos tomado por la chiquillería. Centenares de niños escoltaron a Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén, unas veces con las tradicionales palmas y otras ataviados con los hábitos de los cofrades mayores pero en versión reducida: baquetas y tambores, romanos con cornetas y hasta pequeños empalados reinaron por la mañana. La tarde ya fue para los mayores. El Señor ora en el Huerto. Comienza la Pasión. Es domingo.

En Baena, los niños dieron muestras de que la Semana Santa local cuenta con una infinita cantera. Llamaba la atención de los asistentes a la procesión el gran número de judíos que desfilaban en esta mañana, alguno que aún no sabía ni andar pero que, en brazos de su padre, agitaba con fuerza sus diminutas baquetas. El resto de hermandades tampoco se quedaron sin representación y muchos pequeños hicieron gala, cruz al hombro, del significado de esta semana. Como cada año, las calles Cardenal Herranz, Amador de los Ríos, Mesones y la Plaza de la Constitución estaban abarrotadas. Los más pequeños de cada casa llamaban la atención de familiares y extraños, y cualquier bostezo, despiste, o movimiento de baqueta era digno de la mejor de las instantáneas y de la más amplia de las sonrisas.

Un hervidero de niños ataviados con las típicas vestiduras hebreas se congregó ayer a las puertas de la iglesia de San Pedro de Priego de Córdoba para participar en el desfile de La Pollinica. Tras la bendición de las palmas, comenzó el desfile, caracterizado por las dos bandas de tambores, una de niños y otra de adultos, que son las encargadas de inaugurar la Semana Santa a golpe de baqueta. La Hermandad completó su recorrido habitual, con la vistosidad y la alegría que tiene esta cofradía vinculada de forma especial a los más pequeños, convirtiéndose ya en la cantera del mundo cofrade en Priego. Y cuando aún retumbaban los tambores de La Pollinica se abrían las puertas de la iglesia de las Mercedes para presenciar la salida en procesión de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús en la Oración en el Huerto y María Santísima de la Paz. Nazarenos con túnicas y capas en color crudo y cubrerostro, cíngulo y escapulario negro, comenzaron a desfilar por las calles de Priego en dirección al barrio de las Caracolas, lugar en el que se gestó y nació esta joven cofradía que realizó su primera estación de penitencia en el año 2004. Allí, en el barrio de las Caracolas se vivieron los momentos más emotivos con el paso de las imágenes por las calles y plazas de este enclave, donde muchos de los vecinos participan activamente en los preparativos y en el día a día de la hermandad.

El Domingo de Ramos en Montilla es, por excelencia, salesiano por los cuatro costados. Dos de las tres hermandades, con sede canónica en la Iglesia-Santuario de María Auxiliadora, desfilaron en la tarde-noche de ayer.

A las 18:30, la Hermandad de Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén, con su renovada junta de hobierno encabezada por Gonzalo Sánchez Redondo, inició su desfile acompañada por decenas de niños, con palmas y ramas de olivo en mano, así como por la Banda de Cornetas y Tambores del Colegio Salesiano. A las 19:30, la Hermandad y Cofradía del Santísimo Cristo de la Juventud en su Presentación al Pueblo, Nuestra Madre María de Nazaret y San Juan Bosco, realizó su siempre complicada salida del templo parroquial de Santiago Apóstol, a los sones de la Agrupación Musical La Unión de Montilla. El impresionante misterio procesionado por la cofradía, calzado, de manera magistral, por la primera cuadrilla de hermanos costaleros existente en Montilla, y precedido por un cuerpo de acólitos que lucían cuatro hermosísimos ciriales cincelados en metal y terminados en plata, representa el instante en que el Santísimo Cristo de la Juventud, realizado por Miguel Ángel González Jurado en 1994, es presentado al pueblo por Poncio Pilatos, ante la mirada atenta de Barrabás, un sanedrita, dos soldados romanos y un esclavo. Todas ellas son obras de Manuel Luque Bonillo. La imagen de Nuestra Madre María de Nazaret, realizada, en 2006, por el mismo artista cordobés que tallara la del Señor, permaneció expuesta al culto durante toda la estación de penitencia.

El júbilo, la alegría y la improvisación de los niños ataviados con tocados hebreos de rayas de colores dorados, rojos y morados llenó ayer la Plaza de la Catedral de Hinojosa durante el recorrido de la estación de penitencia de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, un desfile que para los más pequeños supone y marca el inicio de su vida como cofrades. El desfile aún lució más en su tránsito por las calles que rodean a la parroquia de San Juan Bautista, lo que dotó de mayor simbolismo a una imagen de gran carisma popular.

La emoción inundó el paso de la Virgen de Palma en Aguilar de la Frontera. Ángeles Zurera debía haber portado su trono, pero no lo hizo porque está desaparecida. El capataz inició un breve discurso que tuvo que interrumpir embargado por la emoción. Lo continuó una costalera que tampoco pudo contenerse. Fue el día de la esperanza en Aguilar, representado por el lazo verde que acompañaba todas las procesiones.

Raro es encontrar a algún cofrade en Pozoblanco que de niño no hubiera adornado con sus palmas a la Cofradía de Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén. Es esta una hermandad que guarda una especial relación con el colegio salesiano. Hasta el año 1998 fue regida por el centro y más concretamente por la asociación de padres.

El Domingo de Ramos en la localidad de Cabra se convirtió en uno de los días más intensos de la Semana Mayor, por cuanto son cuatro las hermandades que salen a la calle a hacer su estación de penitencia. la Pollinita, el Huerto, el Lavatorio y la Misericordia inundaron Cabra desde las 12:30 hasta la madrugada.

En el primer día de la Semana Mayor de La Rambla, los niños fueron los principales protagonistas. Los futuros cofrades acompañaron en la jornada de domingo a las dos imágenes que salen a la calle: la Borriquita y la Virgen del Rosario. Puntual, la puerta del convento de los Trinitarios se abría para dar el pistoletazo de salida a las procesiones en la ciudad alfarera. Poco a poco los niños con sus túnicas, cubrerostros y palmas en las manos salían a la calle ante la atenta mirada de los fieles –muchos de ellos, familiares– que se congregaron en el Llano del Convento para, este año sí, poder ver la salida de la procesión entre una lluvia de pétalos de rosas.