Paz

Esperanza bajo cielo plomizo

  • La cofradía de Capuchinos se toma una hora para decidir si celebra la procesión, pero la llegada de un frente lluvioso frustra la estación de penitencia tras 27 años sin tener que renunciar a la salida

En la plaza de Capuchinos hay muchas dudas sobre la salida de la Paz. Muchos se muestran abiertamente esperanzados con el deseo de quitarse el mal sabor de boca que les ha dejado la renuncia de la Pasión y el Perdón a pesar de que la incesante lluvia les obliga desde a cobijarse bajo un paraguas. El cielo, grisáceo cuando las cofradías de San Basilio y San Roque hicieron oficial su negativa, se torna ahora de color plomizo. Sólo los más realistas asumen que "habrá que esperar" al año que viene para ver en la calle a los pasos de la Humildad y Paciencia y la Virgen de la Paz.

Una señal inequívoca de que aún existe esperanza en Capuchinos es que esta plaza bulle como si el sol brillara y no hubiera duda alguna de la salida de la cofradía de la Paz. Mientras los rumores van y vienen en este enclave, desde la nave que guarda los pasos hasta el convento del Santo Ángel -el lugar de salida de la estación de penitencia- la incertidumbre es total.

El hermano mayor de la Paz, Manuel Quirós, mantiene una reunión con su junta de gobierno para consultar la información meteorológica y pide media hora hasta en dos ocasiones con la esperanza de que el frente lluvioso pase de largo y no descargue en Córdoba. El hecho de que la hermandad se haya tomado una segunda media hora hace que nazarenos, mantillas, costaleros, capataces y hasta niños de esclavina piensen que todavía es posible salir. "Si han pedido media hora más quiere decir que quedan posibilidades", afirma uno de los penitentes que aguardan la resolución del hermano mayor junto al jardín de Capuchinos.

Son minutos de mirar el reloj, de gran nerviosismo y de comentar cualquier movimiento que se produzca por parte de la junta de gobierno. La esperanza, sin embargo, se desploma en el momento en el que Quirós sube al altar para comunicarle a sus hermanos que no habrá estación de penitencia. Los más antiguos recuerdan que desde 1981 la Paz no se quedaba en su casa y otros subrayan que en los dos últimos años "ya nos la jugamos y nos salió bien".

Las ilusiones se han desmoronado en el templo y minutos después la desilusión cunde en la plaza de Capuchinos. Nazarenos y costaleros se consuelan entre lágrimas, las mujeres de mantilla se abrazan entre ellas y los niños de la Escolanía de la Paz, llorosos visiblemente, ven frustrados sus sueños de volver a protagonizar otro año más la procesión con el canto de marchas como Pasan los campanilleros o Dulcenombre.

La lluvia y la renuncia a la procesión no despejan Capuchinos, cada vez más abarrotada. Todos esperan ahora que la cofradía exponga a los titulares para verlos, al menos, en su nave de salida.

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