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El Valle

Rigor y apreturas en la Anunciación

  • La cofradía de la calle Laraña realiza su estación de penitencia por un recorrido colapsado por la muchedumbre

La lluvia de la primera parte de la jornada estrechó la tarde del Jueves Santo y concentró a un público ávido de cofradías en el difícil entorno de la carrera oficial. Con algo más de media hora de retraso sobre el horario previsto, la Hermandad del Valle ponía al primero de sus titulares, el Cristo de la Coronación de Espinas, en la calle Laraña.

El colapso circulatorio a esa hora era absoluto en el entorno de la plaza de la Encarnación, con el testigo creciente de las setas; también en la Magdalena y en el Duque. La salida de la Quinta Angustia derivaba a una muchedumbre hasta Javier Lasso de la Vega, donde llegaba la cruz de guía del la hermandad de la Anunciación. A esa hora salía el paso del Nazareno del Valle, acompañado sólo por el silencio observado por todos. El frío arrecia por momentos al cruzar el calendario los umbrales de la primavera y sólo el calor de la masa es un alivio.

La gente acepta con estoicismo ver los pasos a 40 metros de distancia, como en la antigua calle del Valle, hoy Aponte. Sobre el azulejo que indica la antigua denominación de la vía, los caracteres mozi -grafías chinas- señalan la cercanía del Híper Oriente. Es el pequeño Chinatown hispalense formado por una sola calle, donde los asiáticos hacen su agosto vendiendo pipas y botellas de agua a los presentes. No se aceptan bien las apreturas y el paso está girando por el inicio de Trajano cuando las disputas por un metro cuadrado continúan. "¡Es que no se cabe más; no empuje, señora!". El murmullo hace imperceptible la música de capilla que acompaña al paso popularmente conocido como el de los espejitos, que ayer reflejaban cámaras digitales. "Hay unos vaivenes aquí imposibles", dice una señora. Pese a todo hay vacíos que nadie quiere ocupar. Son grandes charcos de agua, que están repartidos por todo el centro de laciudad, y que han sufrido especialmente los costaleros en la jornada. La Virgen del Valle, la bella Dolorosa del palio granate, está saliendo de la Anunciación a los sones de la centenaria marcha que le compusiera Vicente Gómez Zarzuela. La cofradía cumple con el clasicismo y el rigor, notas de su único guión posible, pese a que la tarde noche del Jueves Santo sufre las consecuencias de lo que pasó horas antes. Toda la cofradía está comprendida por el espacio que ocupan las calles Laraña, Orfila, Javier Lasso de la Vega y el Duque. Hay un parón generalizado que ralentiza el paso de la cofradía y del que no se libra el resto. Las filas de nazarenos están algo apretadas, pero el cortejo no pierde la compostura. Como no podía ser de otra forma.

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