Salud y Bienestar

La nueva cocina apuesta por la salud sin olvidar la sostenibilidad

  • Los materiales y equipos tratados con bacteriostáticos, consiguen mejorar la seguridad alimentaria y la higiene

Las cocinas han evolucionado a lo largo de la historia en función tanto de sus diferentes usos y actividades como de los progresivos avances tecnológicos que se han ido desarrollando e incorporando a este espacio. En el siglo XXI, las nuevas tecnologías ofrecen un amplio abanico de posibilidades a tener en cuenta a la hora de diseñar y concebir un espacio en el que la seguridad alimentaria es una prioridad, así como la reciente preocupación por el respeto al medio ambiente. Esta corriente se plasma en el concepto de cocina saludable.

A la hora de diseñar una cocina saludable hay que tener encuenta las diferentes zonas integrales: almacenamiento, manipulación, cocinado, limpieza, residuos. Así como la cadena de trabajo de no retorno hacia adelante, de manera que el alimento avance en la cadena de preparación sin que se produzcan interferencias con etapas anteriores.

Maite Pelayo, microbióloga especialista en seguridad alimentaria y portavoz técnico del Instituto Silestone para la Higiene en la Cocina es autora del innovador concepto Sistemas Pasivos de Seguridad Alimentaria (SPSA), que presentó en el I Congreso Internacional de Vivienda Sostenible celebrado recientemente en Madrid. Los Sistemas Pasivos de Seguridad Alimentaria son materiales y equipos de última generación que, instalados en la cocina, mejoran el nivel de seguridad e higiene de la misma sin que el usuario modifique sustancialmente sus hábitos de manipulación. Maite Pelayo manifestó que "la idea es desarrollar en las cocinas una línea basada en los Sistemas Pasivos de Seguridad creando un espacio en el que se encuentren facilidades para mantener un grado aceptable de seguridad alimentaria".

Al dotar a las cocinas con SPSA se cuenta con un extra de seguridad a partir del cual el usuario mejorará sus resultados sin cambiar sus hábitos de manipulación y por el que el consumidor estará más protegido. Estos sistemas no sustituyen en ningún caso unas correctas prácticas de manipulación sino que constituyen un plus de protección frente a posibles peligros alimentarios, especialmente los de naturaleza microbiológica. Entre los materiales y equipos que se engoblarían dentro de los SPSA están los materiales con tratamientos bacteriostáticos o los receptores higiénicos de residuos con tecnología de infrarrojos, entre otros.

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