Hoy en día se habla mucho de alergias e intolerancias, pero son importantes los matices. Bajo el término intolerancia al gluten o al trigo, se engloban varias reacciones diferentes del organismo a componentes del trigo que pueden ser de diferentes tipos.

Según explica el doctor Gonzalo Martín Peña, especialista en medicina Interna y jefe de la Unidad de Endocrinología y Nutrición del Hospital Ruber Internacional, las dos más conocidas son la alergia al trigo y la enfermedad celiaca producida esta última por una reacción inmunológica contra el gluten. Pero también puede haber dificultad o incapacidad para digerir adecuadamente los carbohidratos del trigo o de otros componentes como los inhibidores de la tripsina y amilasa. "Cualquiera de estas situaciones puede conllevar síntomas similares a pesar de producirse por sustancias y mecanismos diferentes y englobarse de forma imprecisa dentro de la intolerancia al gluten", señala el especialista.

Y es que la intolerancia al gluten ha aumentado considerablemente en los últimos años por las modificaciones en las especies de trigo modernas y el proceso de panificación, según indica el Dr. Martín Peña. A pesar de que el trigo y sus derivados fuesen la base de la alimentación de la cultura occidental, la realidad es que hoy están generando muchos problemas digestivos a la población.

Hay que distinguir entre enfermedad celíaca (EC), sensibilidad al gluten (no celíaca) y alergia al trigo (AT). La EC es una intolerancia permanente al gluten (para toda la vida), presente en algunos cereales. Hoy en día se sabe que es una enfermedad multisistémica que puede afectar a distintos órganos y sistemas, y no solamente al tubo digestivo. Por otra parte la Sensibilidad al gluten es una reacción al gluten sin padecer la EC ni la AT que puede aparecer de imprevisto y a cualquier edad, puede ser transitoria y se puede resolver tras un periodo de alimentación sin gluten (no inferior a 1 o 2 años). Mientras que la AT es una alergia alimentaria donde se forman anticuerpos específicos contra los alérgenos del trigo.

Dado que no existen medicamentos para el tratamiento de la AT, la única opción es seguir una dieta sin trigo. Lo que tienen en común todos estos trastornos es que seguir una dieta sin gluten produce una mejora en la vida de las personas que los padecen, al reducirse o incluso desaparecer todos sus síntomas. En ocasiones existen dificultades para diagnosticar las diferentes reacciones al trigo según señala el Dr. Martín Peña. Aunque actualmente existen medios para diagnosticar eficazmente la enfermedad celiaca o la alergia al trigo en la mayor parte de los casos no se disponen de medios sencillos para diagnosticar la intolerancia a los carbohidratos del trigo o a otros de sus componentes.

Estos dos últimos trastornos sólo se pueden diagnosticar con una historia clínica minuciosa o mediante pruebas de eliminación del trigo y valoración de la respuesta del paciente a la reintroducción de los componentes sospechosos de causar los problemas, un procedimiento largo y complicado. Seguro.

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