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El fútbol calienta el agua del derbi

  • Una representación del Sevilla y del Betis probaron los botes que competirán en la histórica prueba fluvial

Después de 51 ediciones disputadas, la regata Sevilla-Betis navega sola, boga por su cuenta. Sería innecesario, por tanto, que el balompié acudiera a calentar los motores de una prueba, la sevillana, que congrega cada año a un numeroso público que ya quisiera para sí el resto de los deportes locales. Pero en Sevilla un derbi es un derbi, ya se juegue en la hierba, bajo la tierra o sobre el agua, que es el caso. Y al sevillano, sólo con invocar la palabra derbi, se le hacen chiribitas los ojos.

Que la presencia del fútbol sea prescindible en la histórica regata no implica que su influencia sirva para centrar la atención de los distraídos. Por eso, una representación de los equipos matrices del Sevilla y del Betis pasó la mañana con los remeros de las dos formaciones probando los respectivos botes. Y ahí estuvieron los sevillistas Jesús Navas y Nolito y los béticos Antonio Barragán y Nana dando unos palazos, marcándose algún callo con el que fardar, entrando en calor, haciéndose unas fotos de grupo y, en fin, lo habitual en una actividad promocional de este género.

Por no perder la chispa, la rivalidad entre los dos clubes debe prevalecer ante todo. Y de cumplidos o cariñitos, los mínimos. La escenificación del bien tomado "al enemigo ni agua" se produjo desde la misma puesta en escena de los dos botes: si los sevillistas dieron una vuelta por los alrededores del Centro Especializado de Alto Rendimiento de la Cartuja, los béticos hicieron lo propio junto a las instalaciones del Club Náutico, la salida y la meta, respectivamente, de la regata que, en su modalidad absoluta, dará comienzo a las 13:00 del sábado. Fueron seis kilómetros de distancia para realizar sus divertimentos sobre el Guadalquivir.

Mientras los futbolistas calientan a su modo los motores en el agua, los dos ochos pesados prosiguen los entrenamientos en vistas a una prueba que los sevillistas siguen superando a los béticos en el global con un claro 30-20. Sin embargo, la desventaja de los verdiblancos ha dejado de ser sideral en las últimas ediciones: el Sevilla no toca el trofeo del cocodrilo desde 2010. La hornada bética sigue dando sus frutos y aspiran a un séptimo triunfo consecutivo. En el papel, como en los años anteriores, el Betis parte como favorito. Pero la igualdad no deja de ganar enteros prueba tras prueba y la de este año apunta a ser la más emocionante de las últimas temporadas.

A diferencia de otras modalidades de remo, la regata del ocho con timonel depende en gran medida de la fuerza de sus tripulantes. Con botes tan pesados, ni la técnica ni la táctica cuentan con la importancia de otros más ligeros y, por tanto, más inestables. Aquí mandan los vatios. De ahí que lo que indique la prueba de fuerza del ergómetro prevea en un 70%-80% de posibilidades lo que suceda en el agua semanas después.

En tal prueba de fuerza, los remeros del Betis han vuelto a superar en su conjunto al Sevilla, pero con menos diferencia que en las anteriores citas. Y es conveniente relativizar cuando se trata de deportes colectivos. De un lado, que las mediciones se lleven a cabo sumando remero a remero lo convierte en un hito lejos de ser definitivo. En el agua, uno más uno no suman siempre dos. Luego está que las corrientes fluviales del canal no dicten percances imprevistos que modifiquen los planes o que los timoneles acierten con la senda proyectada. No hay nada dicho. La Sevilla-Betis está este año muy viva.

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