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El cordero pone el cerrojo en el lugar más apropiado

Adán, junto a Cristiano Ronaldo, que pide penalti

Adán, junto a Cristiano Ronaldo, que pide penalti

El cordero se convirtió en lobo. Como la mítica fábula, llegaba el Betis al Santiago Bernabéu asumiendo el rol de equipo inferior, otorgado también por el entrenador madridista en la previa del encuentro. Los resultados en el coliseo blanco hablaban por sí solos, con 19 años a la espalda sin lograr volver en el AVE con los tres puntos en el zurrón, así como la asombrosa trayectoria goleadora del Real Madrid, que se quedó con la miel en los labios de continuar acrecentando esa espectacular marca de 73 partidos consecutivos viendo puerta.

Los números del Betis en este inicio de temporada invitaban a pensar que la marca se engordaría. En los cuatro encuentros anteriores de Liga disputados, Adán ya había sacado una pelota de sus mallas cuando el árbitro había decretado el pase a los vestuarios. Sin embargo, este miércoles en el Bernabéu no fue así y la historia cambió: el cerrojo a la portería llegó en el momento más oportuno.

Y no será por ocasiones. El canterano madridista, ahora bajo los palos del equipo entrenado por Quique Setién, tuvo opciones para lucirse y demostrar las cualidades que lo llevan, pese a que el seleccionador español no lo vea así, a ser uno de los mejores porteros del país.

Cierto que puede presentar algunas lagunas, corregibles, con el juego con los pies, tal y como quedó plasmado en anteriores jornadas. Pero es que incluso esa faceta la solventó este miércoles Adán con nota en el feudo que lo vio dar sus primeros pasos profesionales.

El madrileño le robó el protagonismo a Cristiano en su debut en la presente edición de Liga con sus actuaciones. Detuvo un fuerte lanzamiento de Isco, demostró unos reflejos felinos al parar un taconazo espectacular de Bale que salvó con ayuda del poste derecho del Bernabéu y tuvo tiempo para lucirse con una estética palomita a un remate de Borja Mayoral en el tiempo de prolongación.

Y todo ello, como prolegómeno de un espectacular pase de Barragán que acabó con un estético remate de cabeza de Sanabria, muy peleón durante todo el encuentro, que servía para romper una dinámica negativa que casi dura dos décadas en el Bernabéu. 0-1 en el tiempo añadido, victoria, la racha blanca rota y el templo madridista asaltado. Placeres sabrosos que se unen al rico sabor de la venganza tras un verano en el que las relaciones entre las directivas han quedado dañada tras las marchas de Ceballos y Pecellín y el arbitraje que todavía se recuerda del pasado año de Mateu Lahoz.

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