EN LA PLAYA

Leyendo junto al mar

  • Sombrillas y toallas tienen cada vez más en el libro un compañero en la arena. Varios ejemplos lo demuestran en la playa Las Redes, en El Puerto

La época estival ofrece a muchos la oportunidad de relajarse y olvidar por unas semanas las habituales prisas y tensiones del trabajo. Si durante el año todos hemos escuchado alguna vez en boca ajena la repetida cantinela “no leo porque no tengo tiempo”, ya no valen excusas, porque si algo sobra durante estos días a más de uno es precisamente eso, el tiempo. Las ciudades se vacían y la costa acoge el aluvión vacacional de chiringuitos llenos, pescaíto frito y playas repletas de sombrillas. Pero ¿hay sitio para la cultura sobre la arena?

A primera vista son las palas de playa, los balones y los castillos de arena los que copan el entretenimiento en el litoral, pero si nos internamos entre la nube de sombrillas encontramos más de una sorpresa. La mente de algunos también trabaja en verano. Junto a crucigramas, sudokus y periódicos aún sobrevive el libro, y los hay de todos los géneros.

La religiosa abulense Adelaida Albendea, que ha llevado a cabo labores sociales en varios países de América Latina durante años, dedica cada mañana un ratito a la lectura entre sus baños en la playa Las Redes de El Puerto de Santa María. El libro que actualmente lee se titula Las Puertas de la tarde: envejecer con esplendor, obra de la autora Dolores Aleixandre. “Elegí el libro por el título, me llamó la atención”, asegura Albendea. Y es que los libros conocidos como de autoayuda son cada vez más comunes en las estanterías.  Quién de momento no necesita ayuda es Nuria Gago, estudiante de administración y finanzas de 21 años. Para acompañarla bajo el cálido sol portuense ha elegido a la escritora Waris Dirie, que en su libro Flor del desierto narra de forma autobiográfica una vida llena de amarguras y huidas. “Va de una niña que vive en el desierto de África en una tribu nómada y acaba escapándose de allí”, cuenta Gago. La ablación de clítoris y la imposición de casarse con un hombre cuando sólo contaba con 13 años tuvieron la culpa.

No menos apasionante es el volumen que sostiene entre sus manos la sevillana Alicia Coca. El amor armado de José María Mendiluce es la elección de esta estudiante de Derecho y Administración de Empresas de la Universidad Pablo de Olavide. “Me gusta leer en la playa y ahora que tengo más tiempo por fin he podido avanzar más. Me lo recomendó una amiga de clase que me dijo que le había influido muchísimo; había estado en Nicaragua de viaje y el libro  aborda entre otras guerras el conflicto que mantuvieron Estados Unidos y Nicaragua en los años 80. Mi valoración es buena por el momento”, asegura la joven estudiante sevillana.

No todo son historias reales, la ficción también tiene un hueco sobre la arena de la costa portuense, y en ella son los best sellers los que se llevan la palma. Si ha habido un escritor que se haya convertido en fenómeno mediático en poco tiempo, ese ha sido Carlos Ruiz Zafón. De su Juego del Ángel se han sacado a la venta un millón de ejemplares, todo un récord. Pero los ecos de La Sombra del Viento, la obra que le aupó a la cima de la literatura nacional,  aún resuenan. “Lo estaba leyendo mi marido y me ha apetecido leerlo, acabo de empezarlo. Es la primera vez que leo en la playa, normalmente hago crucigramas y sudokus”, dice la administrativa cacereña de 31 años Montaña Pérez.

Junto a Zafón, alguna obra de Ken Follet se deja ver entre los bañistas, todo un mérito teniendo en cuenta las más de mil páginas que hay que meter en el bolsito de playa. El libro sigue vivito y coleando.

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