Buena parte de los ayuntamientos de la provincia y numerosas administraciones, desde la Diputación de Córdoba hasta las mancomunidades, se desplazarán esta semana a Madrid para participar en la Feria Internacional del Turismo (Fitur), un escaparate mundial desde el que se esforzarán en mostrar las características y singularidades de la provincia a potenciales visitantes y touroperadores. El objetivo: captar su atención para lograr que vengan hasta aquí y se queden unos cuantos días. Pero, como suele ocurrir, la oferta ya esbozada de productos, presentaciones y guías es tan amplia, consecuencia de una gestión dispersa y descoordinada, que no hace falta ser un experto para augurar que los resultados serán discretos.

Hace tiempo que Córdoba anda a la caza del turista como sustento económico. En la capital ya está claro que, con una escasísima industria y la construcción en horas bajas, el turismo es el único asidero posible, al menos el más inmediato. La provincia le anda a la zaga, aunque los resultados, salvo excepciones, son todavía discretos como se empeña en retratar la estadística oficial: Córdoba es la provincia andaluza en la que los turistas se quedan menos días. Así que hay trabajo por hacer.

Crear marca, como manifiestan los expertos, es la clave. Un aspecto en el que las administraciones, de la mano, deberían de profundizar para evitar la imagen dispersa que ahora mismo se tiene sobre el turismo de la provincia. Esta semana, la localidad de Lucena avanzaba que llevará a Fitur productos como su plan de turismo accesible o su candidatura como Ciudad Creativa de la Música. La Mancomunidad de la Subbética, por su parte, hará gala de su Ruta de la Tapa Cinco Estrellas o de la iniciativa Naturaleza en Piedra; presentará, además, una guía de casi 300 páginas a todo color que recoge todo lo que el Sur de la provincia tiene que ofrecer. Puente Genil, con expositor propio, exhibirá su alumbrado artístico o la riqueza de la villa romana de Fuente-Álamo.

La oferta, apabullante y sólida, luciría mucho mejor ordenada, tamizada. Porque hay que tener en cuenta que Córdoba no sólo compite en Fitur con provincias limítrofes como Jaén, Sevilla o Granada, sino con destinos exóticos y llamativos de todo el globo: serán 165 los países presentes -este año se estrenan Pakistán, Aruba y Nassau-, por lo que la visualización de una marca y la creación de un programa que trascienda los límites de lo local son esenciales para destacar entre tal amalgama de propuestas, imágenes, sonidos y sabores.

Todo esto, resulta obvio, resulta complicado de lograr sin una profesionalización completa del sector. Y son las administraciones las que deben liderar este proceso. Córdoba capital lleva meses enredada en la extinción del Consorcio de Turismo y en su sustitución por un nuevo organismo que se llamará Imtur. Mientras que el Patronato Provincial de Turismo, dependiente de la Diputación de Córdoba, lleva años, décadas, en situación de interinidad a tenor de la situación de su plantilla; de sus nueve integrantes, ocho encadenan contratos sobre los que la Intervención no cesa en advertir sobre su "situación irregular". Habría que poner orden en todo esto antes de recomponer el rompecabezas de Fitur.