puente genil

De un escaparate a la Quinta Avenida

  • Iluminaciones Ximénez nació en los años 40 como una tienda de electrodomésticos y hoy es una de las compañías más importantes del sector con presencia en cuatro continentes

A Francisco Jiménez le habrían llamado loco si hubiera dicho, cuando en los años 40 iluminaba el escaparate de su tienda de electrodomésticos en Puente Genil, que 70 años después la empresa que fundó iba a iluminar la Quinta Avenida de Nueva York. Al menos, eso piensa el director comercial de Iluminaciones Ximénez (Ilmex), Fernando Cabrera, que hoy está a cargo de la fase de internacionalización de esta empresa, una de las cinco más importantes del sector de la iluminación decorativa del mundo, con su sello lumínico puesto en cuatro de los cinco continentes. La fábrica de Puente Genil vive una navidad perpetua los 12 meses del año y ya es un pequeño mausoleo de algunos de los diseños de la empresa, una amalgama de luces LED de diversos colores, formas y tamaños. No es la única sede, puesto que la empresa está diseminada por todo el territorio español y cuenta con oficinas en otros países. La original, eso sí, se fundó en la localidad cordobesa en 1945, y es de donde han partido las tres generaciones que han dirigido la compañía.

La última generación fue la que decidió abrir Ilmex al mundo, y para ello diseñaron una estrategia de internacionalización que hoy es un éxito y que refuta, según señala Cabrera, la teoría de algunas escuelas de negocios que colocan a la tercera generación como "la que suele hundir la empresa". No es el caso. Hoy, Ilmex expone sus diseños decorativos en países de todo el mundo, empezando por Europa, donde sus LEDS llevan a la sede de la Unión Europea por el bulevar Anspach de Bruselas; o iluminan la principal avenida comercial de Oslo.

También están en una de las ciudades mejor iluminadas del mundo, Medellín (Colombia), y en países africanos y urbes cosmopolitas como Dubai, Tokio, Macao o Hong Kong, antes de llegar a Nueva York, donde sus luces decoran el edificio de una gran empresa de la Quinta Avenida. "No es la Torre Trump, pero intentaremos hacerlo con algunos de los árboles que decoran la Casa Blanca", asegura Cabrera.

El directivo reconoce que todo esto no habría sido posible sin el trabajo previo de la segunda generación, la de los hijos de Francisco Jiménez, que han estado "día a día viendo cómo la empresa se levantaba junto a su padre", y que convirtieron, junto al cabeza de familia, un pequeño comercio de electrodomésticos en una corporación que emplea a 500 personas.

"Francisco estuvo hasta el último día en la empresa, y en aquella época lo llamarían loco, si hubiera dicho que su empresa iba a ser el gigante de la iluminación que es hoy", concluye Cabrera.

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