almodóvar del río

Lucha medieval como deporte

  • El castillo acoge un entrenamiento de 'bohurt', una disciplina deportiva que plasma los combates del siglo XIV, con armas y protecciones incluidas

El castillo de Almodóvar del Río se convierte una vez al mes en un combate cuerpo a cuerpo donde resuenan con fuerza los golpes entre espadas o hachas de unos guerreros medievales pertenecientes al Club Bohurt Zona Sur, subcampeón nacional en competiciones de este tipo. El bohurt es una disciplina deportiva que plasma los combates del siglo XIV, una modalidad implantada en la Península Ibérica desde hace cuatro años y que llegó de los países del Este europeo -con 20 años de experiencia en este hobby-.

En un lugar inmejorable como el patio de armas de la fortaleza, los integrantes del club andaluz se reúnen mensualmente tras recorrer cientos de kilómetros hasta llegar el municipio cordobés, algunos procedentes desde Almería o, incluso, desde Extremadura. El corazón del conjunto arquitectónico sirve de escenario para el entrenamiento mensual en el que estos amantes de las armas y armaduras del medievo dan rienda suelta a su destreza. "El deporte consiste en peleas individuales por puntos o grupales que consisten en derribar al equipo contrario", relata a el Día su presidente, Carlos Fernández. Eso sí, la buena condición física de sus participantes y la normativa de seguridad tan extensa permiten mantener bajo mínimos los riesgos. "De hecho, se recrean las armaduras de la época y las armas, sin filo obviamente, y los materiales si son modernos es precisamente para evitar lesiones y que sean seguros", anota.

Antes de salir, no a la arena sino al espacio situado bajo la carpa del patio, los caballeros -y una dama luchadora- se colocan las protecciones metálicas o el yelmo para amortiguar los golpes en la cabeza, así hasta soportar sobre el cuerpo entre 25 y 40 kilos que sirvan para resistir. Estas defensas se denominan transicionales porque normalmente " son muy flexibles, bastante económicas y son mucho más simples que las armaduras a las que nos tiene acostumbrados Hollywood, de petos brillantes, pero realmente es lo más útil para luchar a pie", considera uno de los integrantes de los equipos, Salvador Rabito. Este ruidoso y algo incómodo exoesqueleto está hecho a medida de cada persona, es decir, "el peso está muy bien repartido de tal manera que no entorpece tus movimientos naturales", añade. Nada más ponerse la indumentaria, aparece una de las pocas mujeres en este deporte, Cristina, quien comenzó como fotógrafa y escudera de sus compañeros hasta que poco a poco se adentró en todo lo que entraña el bohurt. "Gusta, es entretenido, parece que es una cosa y luego te apasiona", reconoce con una sonrisa. En su caso, su defensa es algo más ligera al tener los brazos cubiertos con titanio y las grebas -espinilleras-, del mismo material.

El ambiente del Medievo, con estos entrenamientos, revive aún más entre los muros del fortín de Almodóvar del Río. Los turistas que ayer visitaron el castillo en una primera impresión llegan a pensar que es una representación teatral. "Realmente, cuando se les dice que son golpes a plena potencia de verdad, generalmente no se lo creen y se pegan a la valla hasta que suena el primer golpe y entonces ya se retiran", comenta Fernández. El público queda impactado al ver una pelea real, los golpes son rotundos dada la rigidez de las armas, pero siempre dentro de la línea deportiva, el resistente equipo defensivo y sin olvidar que "aun así hay técnicas prohibidas" para no lastimar al adversario.

Estos enfrentamientos que se produjeron 700 años atrás, hoy se han convertido una forma de entrenar además de ser un espectáculo para los ojos del visitante que se adentra en el castillo de Almodóvar. La próxima batalla será el 4 y 5 de febrero, de nuevo resurgirá la Edad Media en el Valle del Guadalquivir.

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