Puerto del Calatraveño

Yo ya quiero ser Benjamin Button

  • Más de un millar de mayores se da cita en Lucena en un encuentro organizado por la Diputación y que es la madre de las jornadas de convivencia de este colectivo que preparan al año todos los ayuntamientos

PASAN los años y, entre arruga y arruga y caída de pelo sin retorno, el fantasma del envejecimiento empieza a machacar sin compasión nuestro espíritu de Peter Pan, ese que nos engaña un día sí y al otro también haciéndonos creer que aún tenemos veintitantos cuando los dejamos bien atrás. Pero no hay mal que por bien no venga. Te vas haciendo mayor y sabes que, por lo menos una vez al año, gozarás de un catering gratis a costa del Ayuntamiento de la ciudad o el pueblo en el que vivas, vía Servicios Sociales -un catering en el que algo tendrán que ver tus impuestos-. Se abre la veda para el atracón que librará un duelo con tu colesterol. A comer mandan. Da igual si te cae bien o no el partido que gobierna y que ha encargado el añorado banquete. Con gambas, jamón de pata negra, una buena paella, vino de la tierra y, si puede ser, hasta la María del Monte en directo y Juan Imedio haciéndole los coros, las cosas de la política se acaban digiriendo mejor. Es lo que tiene estar en la edad de disfrutar del Imserso. Luego, después del obligado atiborramiento, un bailecito de esos a los que le pone música Manolo Escobar o alguno de los concursantes de Se llama copla y que ¡¡¡Viva España!!!, Portugal, Francia o lo que haga falta. ¿Cómo no gozar de esos maravillosos días en los que parece que los alcaldes te claman eso de "dejad que los mayores se acerquen a mí"?

Pasan los años y, entre agravamiento de astigmatismo o miopía, aparición de juanetes y amagos de perder la dentadura, uno se plantea que existe algo mejor que pasar todo el día en el Hogar del Pensionista jugando al dominó. Hay que patentar la Ruta por las Jornadas de Convivencia de Mayores, que tendría etapas en todos los pueblos con encuentros en casi todas las épocas del año, aunque la mayoría de los ayuntamientos opta por celebrarla en fechas primaverales. A ver, a ver, ¿qué menú está mejor, el del PSOE o el del Partido Popular?, ¿qué nos pondrán los de Izquierda Unida y el Partido Andalucista? y ¿cómo estarán los sandwiches del Grupo Mixto? Además de las degustaciones, uno disfrutaría del turismo rural conociendo cada rincón de la provincia.

Me pongo a pensar en lo que me espera y, hasta luego espíritu de Peter Pan, yo ya quiero ser Benjamin Button. No nací anciano ni me voy rejuveneciendo con el paso de los años, como el personaje al que ha encarnado Brad Pit en el cine, pero cuando mi vida agote algunas décadas más seré mayor para siempre y, lejos de amargarme, podré disfrutar también de las recepciones municipales en días de feria que nuestros políticos tienen la deferencia de ofrecer como complemento a las jornadas de convivencia y de las que difícilmente se olvidan. La ingesta de cochinillo desafiará a mi tensión arterial, no habrá marisco que se me resista aunque el ácido úrico me muestre sus colmillos afilados y el vino regará mis venas sin compasión a pesar de que eso me obligue a que tenga que conducir mi mujer. Le voy a pedir que se vaya sacando ya el carné.

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