Provincia

Villaviciosa se vuelca en el adiós a los tres muertos en la N-432

  • El Ayuntamiento de la localidad del Valle del Guadiato ha decretado, tras la celebración de un Pleno extraordinario, tres días de luto por el siniestro y ofrecerá ayuda psicológica y social a los familiares

Gran parte de los 3.700 habitantes de Villaviciosa se volcaron ayer en el adiós a María del Pilar Morales Castillejo -de 25 años-, a su prima Pilar Palacios Morales -de 37- y al hijo de esta última, Rafael Gil Palacios -de 12 años-, que perdieron la vida el pasado sábado cuando el coche en el que viajaban -un Renault Clio conducido por la primera- chocó frontalmente contra un Peugeot 406 en el kilómetro 248,100 de la N-432 (Granada-Córdoba-Badajoz). Media hora antes del sepelio se contaban por centenares los vecinos que se agolpaban en la plaza de Andalucía y la plaza de España a la espera de la llegada de los féretros procedentes de un tanatorio de la capital. Allí, a las puertas del Ayuntamiento de esa localidad del Guadiato, también esperaba la Corporación municipal para recibirlos.

Horas antes, alcalde y concejales celebraron un Pleno extraordinario en el que se decretaron tres días de luto por el trágico suceso. Así, desde la mañana de ayer, las banderas ondean a media asta en la Casa Consistorial corchúa. "Todo el pueblo está volcado con la familia, como demuestra la gran cantidad de vecinos que ha acudido a rendir homenaje a los fallecidos", relató el mandatario, el socialista Rafael Rivas, quien resaltó el gran silencio con el que se estaba viviendo la espera. El regidor municipal no escondió que "esto ha sido realmente un shock para todo el pueblo que aún no llegamos a creer y que ha sacudido a una familia humilde". Y es que ayer, todos los vecinos que hablaban de los tres fallecidos, de Rafael Gil Aranda -de 43 años y marido de Pilar- y de Montserrat Gil Palacios -de 10 e hija de ambos-, que resultaron heridos de gravedad en el trágico siniestro -viajaban también en el Renault Clio- los definían como miembros "de una familia de economía humilde". De hecho, más de uno de los presentes, como uno de los policías locales que regulaba los accesos a la parroquia de San José donde se iba a celebrar el funeral explicó a los periodistas que "El padre es un hombre trabajador que da el do de pecho empleándose en lo que le sale". De su mujer detallaron que "también era trabajadora y cuidaba a ancianos", mientras que de María del Pilar relataban que "se ha ido en un momento en el que le hacía mucha falta a su madre, con la que vivía". En ese momento, Agustina, la madre de María del Pilar pasó en coche por delante de los ya miles de presentes en ambas plazas en la que están ubicados el Consistorio y la parroquia. La mujer se emocionó viendo el apoyo de sus vecinos. Fue uno de los vehículos llenos de familiares que precedieron a los tres coches fúnebres que portaban los restos desde Córdoba. Algunos de los familiares, tras bajarse, se abrazaron ante los miembros de la Corporación, que también habían aprobado en Pleno prestarles toda la ayuda tanto social como psicológica que les hiciera falta.

Delante del impresionante pasillo humano que se formó y totalmente en silencio permanecían expectantes cientos de niños, muchos de ellos alumnos del Colegio Nuestra Señora de Villaviciosa, en el que cursaba estudios Rafalín -como cariñosamente se le conoce al pequeño- y donde también los cursa Montserrat. Muchos de ellos no pudieron aguantarse las lágrimas, sobre todo en el momento en el que con una extrema puntualidad llegaron los tres féretros.

En una iglesia en la que no cabía ni un alfiler y a cuyas puertas permanecían más vecinos que dentro, el párroco de Villaviciosa, Antonio Ruiz, realizó una escueta pero muy significativa homilía en la que tan sólo dijo que: "el sentir de una familia es el sentir de todo un pueblo. Ésta ha sido una tragedia que de un modo especial ha tocado a todo el pueblo. Por eso sobran todas las demás palabras".

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