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La Junta aprueba el PGOU pero insta a subsanar una veintena de deficiencias

  • El alcalde destaca que el principal reto urbanístico será desarrollar la Ronda Norte

  • Las correcciones se refieren a asuntos "muy técnicos" o a divergencias de interpretación

Tras 15 años de larguísimos trámites burocráticos, la Comisión de Ordenación del Territorio y Urbanismo de Córdoba ha dado al fin el visto bueno definitivo al Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Montilla, aunque el expediente presenta aún asuntos pendientes. La Consejería, en concreto, aprecia un total de 22 deficiencias que el Ayuntamiento tendrá que subsanar, en su mayoría "asuntos menores que responden a diferencias de interpretación y a matices", tal y como minimizó el alcalde, Rafael Llamas (PSOE). El regidor valoró que el municipio cuente al fin con el documento que regulará su crecimiento en las próximas décadas, un expediente en el que la corporación empezó a trabajar en 2003 y que es el resultado de numerosas aportaciones y modificaciones. Llamas avanzó que "a la mayor brevedad posible" los redactores del plan se pondrán en contacto con los técnicos de la Delegación de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio para subsanar estas deficiencias, que se refieren a detalles "muy técnicos" como la concreción de las aportaciones a los sistemas generales en suelos urbanos no consolidados.

A partir de ahora, el alcalde avanzó que desde el punto de vista urbanístico el Ayuntamiento trabajará en el desarrollo de la ladera Norte del casco urbano, sobre la que se levanta el Castillo del Gran Capitán y en la que está prevista la construcción de la ronda de circunvalación; hasta el momento, sólo se ha ejecutado un tramo, que conecta Santa Brígida con la calle Córdoba. Llamas incidió en la "dificultad" que conlleva esta actuación, pues supondrá "la suma de una serie de actuaciones parciales" en las que hay varios propietarios implicados con el reto de "ejecutar el vial de forma unitaria".

Quedan protegidos los cruceros, varias estatuas y esculturas y dos hornacinas

Además de detallar de manera pormenorizada la altura de las edificaciones, el suelo destinado a uso industrial o a zonas verdes, el PGOU concreta los elementos de interés histórico y cultural de la trama urbana más allá del Castillo o las iglesias. Así, protege de forma específica determinados elementos ornamentales que poseen valor histórico o arquitectónico y que se presentan como accesorios en inmuebles o en el espacio urbano, como los cruceros de Santa Brígida, de la ermita de Belén, de Arbón y la Cruz de los Caídos, donde "únicamente se admiten las obras de restauración, conservación y rehabilitación", de manera que no pueden ser desplazadas de su ubicación salvo tras acreditarse la utilidad pública e imposibilidad de integración. Asimismo, quedan protegidas diversas estatuas urbanas -el busto del Gran Capitán, el conjunto escultórico de las Dos Culturas o monumento al Inca Garcilaso en el paseo Cervantes y el Corazón de Jesús-; dos hornacinas -la localizada en la Calle Fuentes y la de la Virgen del Carmen, localizada en la calle Condesa de Feria, así como las azulejerías situadas en la calle Feria de San Francisco Solano y en la bodega Alvear. Por último, quedan protegidas la torre de la bodega en calle Burgeño; la piedra esquinera de la calle Don Diego Alvear y el antiguo depósito de agua de la plaza de la Aurora, donde "únicamente se permiten las obras de restauración, conservación y rehabilitación".

El PGOU también establece cinco áreas de riesgo arqueológico, con un nivel de "protección máximo" basado "en la mayor necesidad de investigación y documentación, fundamentada en una presunta alta riqueza arqueológica". En estos espacios, el plan exige "cautela" a la hora de planificar cualquier obra de urbanización que suponga una alteración en profundidad del subsuelo, es decir, nuevas aperturas de zanjas para redes de infraestructuras o una mayor profundidad de las existentes. Estas cinco zonas de alto riesgo son el cerro de Santa María, el cortijo de Cansa Vacas, Los Castillejos y Fuente de las Vacas, la Cruz de las Canteras y la calle Lobero.

Respecto a los suelos no urbanizables de especial protección, el PGOU identifica, entre otros, el parque fluvial del río Cabra, situado en el límite Sur del término municipal y que sirve de transición con Aguilar de la Frontera; la loma del Castillo; dos áreas de encinares y matorrales dispersos -Los Yesares, al Norte de la vereda de Panchía, cerca de las salinas, y una segunda área cerca del cortijo de Pusini-, o las zonas regables del Genil-Cabra -se incluyen aquí las vegas del río Cabra y dos afluentes, el arroyo Salado y varios arroyos al Norte del término municipal-.

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