Ansia viva

Óscar Lezameta

olezameta@huelvainformacion.es

Harto de días históricos

Me encantaría poder vivir en un país donde la actualidad aburra y donde las desgracias siempre queden muy lejos

Anton von Ferrerenssen interrumpió la programación del canal 6 de la Nordik Television; algo pasaba porque no era normal. Las capturas de arenque se desplomaban en el caladero del Mar del Norte. Conectó con su mujer Anne Pastorssön, que trabaja en la misma emisora que se encontraba en el puerto de la localidad entrevistando a un armador que en manga corta pese a los 14 bajo cero que marcaba el termómetro, lamentaba su mala suerte. A los quince minutos se terminó el programa; el ministro de la cosa pesquera, salió en antena para prometer que la temporada de pesca se prolongaba tres meses más. Hasta el armador esbozó un gesto que parecía una sonrisa. Las reposiciones de los mejores momentos del rally de los Mil Lagos, se adueñaron de la programación justo antes del habitual ciclo de cine nórdico y antes de los programas educativos destinados al público universitario, buena parte de ellos en un inglés que habla toda la población. Los periódicos se hacían eco de desastres naturales en la otra punta del mundo, de atentados en grandes urbes, de noticias deportivas, de reportajes amables sobre una clase política de la que no se recuerda un escándalo en décadas, así como una llamada al arreglo de los semáforos para ciclistas en el centro de Oslo.

Al otro lado del Canal, hablamos de democracia asentada y se nos encolerizan las carnes. La cantidad de días históricos que vivimos a diario, supera con creces los 18 partidos del siglo que soportamos los que no somos de ningún equipo cada temporada. Tenemos tal saturación de información sobre catástrofes que lo que hace un mes era la noticia del año, ahora no llega ni a un breve, que el caso Gürtel suene a pleistoceno, que de Ignacio González no sabemos ni en qué prisión está (bueno sí, en Soto del Real, donde casi todos), que de Esperanza Aguirre no se acuerda ni la Policía Local de Madrid, lo de ETA para qué les cuento, los Presupuestos pasaron a mejor vida, la prima de riesgo no llega ni a sobrina lejana, el paro hay que ponerlo por debajo de lo de Cataluña, el deporte apenas nos despierta especialmente cuando pitan algo que no deben, apenas alguna dimisión en alguna agrupación del PP onubense nos saca del letargo, las primarias del PSOE parece que pasaron el siglo pasado y sólo sabemos de la Ley de Enjuiciamiento Criminal y no hay nada más que expertos en la Orden de Detención Europea. ¡Qué hartura de vida!

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