Tribuna

Rafael Rodríguez Prieto

Profesor de Filosofía del Derecho y Política de la Universidad Pablo de Olavide

La metamorfosis de ETA

La metamorfosis de ETA La metamorfosis de ETA

La metamorfosis de ETA / rosell

En la última novela de Mario Puzo, el mafioso llega a la conclusión de que es mejor continuar los negocios en el mundo de las finanzas globales. Grandes beneficios sin el riesgo de cárcel. ETA ha pensado lo mismo. Su metamorfosis se desarrolla en dos frentes: el golpe de Estado conjunto con el nacionalismo catalán y la construcción de un relato que transforma su terrorismo en lucha de liberación, como el otro día se decía en la TV3 del 155. Huelga decir que esta estrategia no sería posible sin la acción u omisión del bipartidismo PP-PSOE. Para qué ocuparse de Podemos, un mero apéndice de Bildu.

Ser una víctima de ETA debe ser horrible. Al dolor infringido por la banda se suma el intento de algunos de convertirlas en algo molesto y prescindible. Las han tratado de separar, de desprestigiar o comprar. Las que denunciaron el trato de favor a etarras en el mundo universitario. Los miles de desplazados al resto de España para mayor gloria electoral del nacionalismo. Las que tuvieron que llevar escolta y hoy son vejadas e insultadas en alguna calle del País Vasco por los de siempre. Más de 300 asesinatos continúan sin ser juzgados y ya más de uno se apresura a indultarlos ante la opinión pública. Más de 800 muertos no son suficientes. La bobalicona paz del prime time ha usurpado la desasosegada paz del cementerio.

Mientras se celebra el complaciente fin de ETA, no viene mal hacer un poco de memoria histórica. Las víctimas del terrorismo etarra siempre han dado un ejemplo de pacifismo, entereza y dignidad. No existe nada comparable en el mundo. Lo único que siempre han pedido es que se haga justicia. Lo único, pero demasiado para ciertos gobiernos deseosos de asumir el relato nacionalista. Los mismos que para nuestra desgracia y escarnio juraron defender el orden constitucional. Algo va muy mal en España cuando un diputado de origen hindú de ERC hace algo lejanamente parecido a una promesa de la Constitución en una mezcla de catalán, inglés, castellano y, probablemente, suajili, y el presidente del Senado le dice que adelante y que a cobrar. Hoy, en el frontispicio de La Moncloa se ha sustituido el imaginario "Todo por la Patria", por el de "Todo por el Presupuesto". Asegurar la continuidad de un Gobierno golpista en Cataluña o acercar a presos, sin arrepentir, para finalmente excarcelarlos. Escarnio y cuponazo contra la igualdad de los españoles. A estos sólo les queda el Poder Judicial. El mismo que está siendo linchado por el duopolio televisivo. El mismo que es torpedeado por dos ministros. ¿Casualidades?

Vivimos un Pacto de Estella II. El primero tuvo lugar hace 20 años y oficializó la alianza entre Herri Batasuna y el PNV. Hay que leer con atención este pacto y la Declaración de Barcelona, que aúna al nacionalismo catalán y vasco. Este último declaraba agotado el Estado autonómico. Ambos acuerdos son de 1998. Estella II es una gran oportunidad. Pueden continuar el terror en los pueblos, la intimidación y la presión sobre los desafectos al nacionalismo, como quedó suficiente atestiguado en Alsasua. Pero a la vez, practicar el clientelismo y gobernar algún día con el PNV, al estilo de ERC. El desvergonzado sarao del viernes es el punto de partida. Estaban desde los play-boys de la intermediación, previo pago de su importe, apadrinados por los hijos intelectuales de Sabino Arana, hasta insignes representantes de la manada del tiro en la nuca. Sólo faltaba la Iglesia. Su repulsiva reacción al pseudoperdón de ETA, junto con su apoyo al separatismo en Cataluña les puede restar algunas cruces en el IRPF. Recordarnos con su presencia algunos de los peores episodios de la institución eclesial en el País Vasco, con ataúdes saliendo por la puerta trasera y las clasificaciones de victimas según grado de eskuladunización era demasiado. Es posible que los españoles seamos tontos, pero no tanto. La iglesia española no ha aprendido nada: cambió el nacional-catolicismo franquista, por el catalán o vasco. Quizá se dignen a escuchar a la mayoría de los católicos si este año el IRPF es menos lucrativo.

ETA pretende reforzar una violencia estructural que consiste en una coacción social excluyente. La imposición del idioma y el control de la escuela, la sumisión de los medios de comunicación, la violencia intimidatoria de pequeños grupos, la ampliación del tejido clientelar y, sobre todo, la erosión sin descanso de las instituciones comunes a todos los españoles. El viernes se oficializó la obertura wagneriana del Anschluss o intento de anexión de Navarra. Baleares y Valencia abren el camino.

En una novela de Kafka, un comerciante de telas se transforma en un gran y repugnante insecto. ETA no ha dejado de serlo, pero con la diferencia de que sus alas han evolucionado hacia dos banderas estrelladas.

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