Tribuna

Daniel guerra Sesma

Profesor de Derecho Internacional Público de la Universidad de Sevilla

¿España federal o Europa federal?

No se puede hablar de la reforma federal del Estado sin tener en cuenta la evolución de la integración europea, sobre todo en el aspecto económico

¿España federal o Europa federal? ¿España federal o Europa federal?

¿España federal o Europa federal?

El 6 de abril se celebró un interesante encuentro en la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla con el que se pretendía estimular la organización de una plataforma federalista andaluza que conectara con otras del resto del Estado. En España, el federalismo antes de aplicarlo hay que explicarlo. El profesor José Antonio Montilla expuso las características del federalismo que defienden: Senado territorial, reparto competencial claro entre Estado y comunidades autónomas, participación de éstas en los órganos y políticas estatales y nuevo régimen de financiación estable, solidario y con principio de ordinalidad. Se rechazó el proceso constituyente, el Estado plurinacional y el derecho a decidir.

Podemos definir este planteamiento como el de un federalismo orgánico y cooperativo, frente al federalismo plurinacional que se defiende desde otras instancias. Es una propuesta moderada y prudente que merece ser estudiada. Sin embargo, tiene desde el principio dos problemas que dificultan su aplicación:

1º) El cambio territorial exige una reforma constitucional que podría llevarse a cabo por el artículo 167 de la Constitución o por el 168, dependiendo de si se limitara a cambiar el Título VIII o si afectaría también a los artículos 1.2 y 2 del texto. En ambos casos se recurriría al referéndum: por el 168 porque ya lo prescribe el mismo, y por el 167 porque lo puede exigir un partido que tenga más del 10% de escaños en el Congreso. Podemos, con 71 diputados, ya ha dicho que lo haría.

Como apuntó el profesor Gregorio Cámara en el encuentro, la reforma constitucional podría aprobarse en Cortes con una mayoría parlamentaria formada por los votos de PP, PSOE y C's, siendo más difícil el consenso con Podemos y los nacionalistas. Pero Nicolás Sartorius reconoció que someter la reforma a referéndum solo con la mayoría parlamentaria descrita sería arriesgado porque su apoyo en determinados territorios sería limitado. Se cambiaría una Constitución políticamente discutida después de cuarenta años por otra que lo estaría ya desde su inicio por un menor apoyo en algunas comunidades. La reforma constitucional es tan necesaria como inviable.

2º) No se puede hablar de la reforma federal del Estado sin tener en cuenta la evolución de la integración europea, sobre todo en el aspecto económico. Porque es un proceso que nos afecta internamente. En la actualidad, el Gobierno ha de enviar el borrador de Presupuestos a la Comisión para su visto bueno antes de remitirlo a las Cortes. Cada vez hay más legislación en España que no es propia sino derecho derivado europeo: se trasponen más directivas y se aplican más reglamentos y decisiones. Asimismo, se aplica también más jurisprudencia del TJUE, en parte porque cada vez hay más tribunales nacionales que le plantean cuestiones prejudiciales. Algunos de los temas más comentados recientemente derivan de dicho tribunal, como el despido de los interinos, las cláusulas suelo o ahora la crisis de los estibadores.

España es cada vez menos un Estado y cada vez más un Estado miembro de una UE más integrada. Lo que debatimos es cómo debe ser esta integración, ahora irregular: si ha de ser más confederal (intergubernamental) o más federal, si se ha de basar en el Consejo o en la Comisión, si reforzamos las cooperaciones reforzadas o no. Ahí están las cinco vías de Junker y las tres propuestas del Parlamento. Ambos procesos de integración, federal y confederal, exigen unos estados miembros cada vez más centralizados con unos gobiernos que aumentan sus poderes ejecutivos -y también legislativos vía decreto-ley-, y que están actuando no ya como gobiernos de esos Estados sino, cada vez más, como delegados del Consejo (del Eurogrupo) y de la Comisión. La gobernanza económica condiciona el funcionamiento e incluso la organización interna del Estado.

Por ello podemos discutir si España ha de ser un Estado federal siempre que el debate tenga relación con la gran cuestión, cual es la de si Europa ha de ser más federal y en qué grado. Nuestros grandes problemas y desafíos ya no son nacionales, sino continentales, y necesitamos unas estructuras eficientes para darles respuesta en un contexto dominado por EEUU, Rusia y China. Estos tres Estados imperiales tienen, también, poderes ejecutivos fuertemente centralizados y ambiciones muy definidas en el orden internacional. Lo prioritario es definir y unificar la línea política europea. Es importante aclarar el reparto competencial entre Estado y autonomías, pero más aún el que hay entre Consejo y Comisión/Parlamento.

Si discutimos si España ha de ser federal sin plantearnos si Europa ha de ser federal, no estaremos resolviendo el problema, sino solo una pequeña parte del mismo.

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