Un año para reivindicar a Murillo

El Año Murillo es un potente motor cultural, que, además, atraerá al mejor turismo, generará empleo y reforzará la marca Andalucía

Con evidente retraso, ayer comenzaron en Sevilla los actos del llamado Año Murillo, un amplio programa de actividades culturales diseñado para conmemorar el cuarto centenario del nacimiento de un pintor que, pese a ser una de las cumbres indiscutibles del barroco pictórico español y europeo, y de gozar del favor de eso que llaman el "gran público", no siempre ha contado con una adecuada valoración por parte de la crítica erudita, tan desconfiada por lo general de cualquier fenómeno artístico que goce del reconocimiento popular. La visión dulce que tiene Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1617-1682) de la realidad (que no le impide retratar a los sectores más marginados de la sociedad), su pietismo religioso, su condición periférica o su excesiva reproducción en tiempos contemporáneos (latas de membrillo, estampas de primera comunión, calendarios, etc.) han hecho que no siempre se valore en su correcta medida a este pintor que representa como pocos la visión antropocéntrica y el realismo lírico de la cultura andaluza. Sin embargo, a estas alturas, ya nadie pone en duda la indudable calidad de Murillo, algo que se debe en gran medida a la labor de investigación y difusión realizada por la escuela andaluza de historiadores del Arte fraguada a mediados del pasado siglo y que sigue dando frutos en la actualidad.

El Año Murillo, que apenas ha contado con el apoyo del Estado central y cuyo peso recae fundamentalmente en el Ayuntamiento de Sevilla y la Junta de Andalucía, es una buena oportunidad para seguir recordando al genio universal que fue Murillo. Pero también para reivindicar la vuelta, en lo posible, de las cientos de obras de arte andaluzas expoliadas por las tropas napoleónicas a principios del XIX -muchas de ellas pertenecieron al pintor andaluz-, un proceso que despojó a muchas instituciones de nuestra tierra de lo más querido de su patrimonio. Sin caer en victimismos ni anacronismos, hay que recordar que algunas de estas obras se encuentran en territorio español y que se debería estudiar la posibilidad de que volviesen a los lugares para las que fueron pintadas.

El Año Murillo es también, como es normal en este tipo de acontecimientos, un potente motor económico que atraerá a un turismo de calidad y que, indudablemente, generará empleo y reforzará la marca Andalucía. Su amplia programación de conciertos, exposiciones, ediciones de libros, encuentros científicos, rutas gastronómicas, etcétera, consolidan al Año Murillo como una de las ofertas culturales y turísticas más atractivas de España durante los próximos 19 meses. Que comience la fiesta.

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