El último barómetro de opinión del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) deja como datos más destacables el hundimiento de Podemos y el avance de Ciudadanos, los dos partidos surgidos de la llamada nueva política que se disputan el electorado más desencantado con las formaciones más tradicionales de la democracia española, especialmente el PP y el PSOE. De hecho, la formación morada, liderada por Pablo Iglesias, está, según esta encuesta, a punto de perder el tercer puesto alcanzado en las últimas elecciones generales para cedérselo al que quizás es su partido antagónico, como bien demuestra Iglesias con sus repetidas descalificaciones tanto a Ciudadanos como a su presidente, Albert Rivera. Según el CIS, la estimación de voto de Podemos es del 18,5% (casi dos puntos menos que en julio), mientras que la del partido naranja es del 17,5% (una nada desdeñable mejora de tres puntos). El PP sigue siendo la formación preferida del electorado español, con un 28% de la intención del voto (ocho décimas menos), seguido del PSOE, que pierde siete décimas.

¿Qué ha pasado para que Podemos, el partido que hace unos meses estuvo a punto de dar el sorpasso al PSOE, convirtiéndose en la alternativa al PP, esté ahora en el borde de ser sorpasado por Ciudadanos y convertirse en la cuarta fuerza nacional? Evidentemente, Cataluña y su complicado procés. La encuesta se realizó entre el 2 y el 11 de octubre, después de la convulsa jornada del 1-O, lo que pone de relevancia que los encuestados han premiado el compromiso con la unidad nacional y la Constitución de Ciudadanos y han penalizado la postura ambigua y especulativa de Podemos. Los ciudadanos no valoran ni comprenden el juego de Podemos y su franquicia en Cataluña, En Comú Podem, que ha intentado poner una vela a Dios y otra al Diablo, guardando una equidistancia que a muy pocos convence, haciendo guiños al independentismo radical al mismo tiempo que aseguraban defender la unidad del Estado, intentando usar esta grave crisis para desgastar a lo que infantil y machaconamente llaman el régimen del 78. Sus opiniones, a veces insultantes para los cientos de miles de personas que se han manifestado dos veces en Barcelona para defender una Cataluña española y constitucional, demuestran hasta qué punto Podemos se ha convertido en un compañero de viaje, y en un tonto útil para los secesionistas. Su electorado se ha dado cuenta y empieza a fugarse a otras opciones con mayor sentido de la responsabilidad.