CIS: una nueva alarma que se enciende

Los aciertos o equivocaciones de PP y PSOE en los próximos tiempos serán decisivos para frenar o dar alas al populismo

El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre la intención de voto de los españoles es preocupante y apunta de nuevo a una crisis profunda del bipartidismo, sobre todo por el derrumbe del PSOE. Si las elecciones generales se hubiesen celebrado tras la muy reciente dimisión como secretario general de Pedro Sánchez, el PP hubiese obtenido un 34,5% de los votos, 1,5 puntos más que en los comicios del pasado 26 de junio, pero, sin embargo, el PSOE habría sufrido una auténtica debacle, pasando del ya muy precario 22,6% (recordemos que ha sido el peor resultado histórico del PSOE durante la Democracia) a un 17%. La primera consecuencia de este descenso sería que Unimos-Podemos consumaría el tan temido sorpasso y se consolidaría como el principal partido de la oposición.

Pese a lo negativo de los datos para el PSOE, hay un aspecto que da paso a una cierta esperanza. Podemos no consigue rentabilizar la debacle y gran parte de los votos perdidos por los socialistas no van a parar a ningún otro partido, sino que se quedan en casa esperando tiempos mejores. De hecho, la formación morada experimenta un modestísimo aumento que no llega ni a un punto (de un 21,1% en junio a un 21,8% en el barómetro).

Los datos del CIS hay que verlos, sobre todo, como una nueva alarma que se enciende y de ellos sacamos, principalmente, dos enseñanzas. La primera es que las cosas en política no pasan en vano y la causa del acentuado descenso socialista está directamente ligada al bochornoso espectáculo ofrecido durante los últimos tiempos por el PSOE, fundamentalmente por la obcecación de Pedro Sánchez a no reconocer la realidad electoral de su partido. El ciudadano valora y premia la unidad y la claridad de ideas, dos cosas que han faltado en el PSOE. Es obligación ineludible de la gestora restaurar cuanto antes la cohesión y la coherencia de la formación, algo que se debe hacer sin prisas, dando pasos seguros y pensando más en el futuro que en el inmediato presente.

La segunda enseñanza es que el populismo sigue presente y, aunque muy por detrás del PP, ya se ha convertido en la alternativa de gobierno a éste -siempre según el sondeo del CIS-. Los aciertos o equivocaciones de los partidos constitucionalistas en los próximos tiempos serán decisivos para desactivar la amenaza populista y radical de Podemos o, por contra, darle alas para que consume su asalto al poder.

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