En el tejado

F.J. Cantador

fcantador@eldiadecordoba.com

La última faena de Manolete

Coso de Capitulares. Dos toros dialécticos, dos, de las ganaderías de Izquierda Unida y Ganemos para que los lidie el espíritu del diestro Manuel Laureano Rodríguez Sánchez Manolete. En juego -mucho más para el diestro que un triunfo de orejas y rabos- algo que al IV Califa del Toreo seguro que le haría más feliz, ser nombrado Hijo Predilecto de Córdoba, su Córdoba, esa Córdoba que llevó como orgulloso embajador por medio mundo. Organiza la corrida la comisión del centenario del nacimiento del diestro.

Salta el primero de la tarde con divisa verde, nombre Corazón Asambleario y hierro RB. El toro encara por la izquierda a Manolete recordándole a modo de tentación que seguro que no aceptaría un nombramiento como el de Hijo Adoptivo para el que no hay consenso. Inmediatamente, el subalterno presidente de la comisión, David Luque, dibuja con soltura de edil cultural una media verónica con el capote de la palabra con la que deja claro al primero de la tarde que Manolete es muchísimo más que un matador de toros, que siempre estuvo con los pobres y que hasta llegó a desafiar al fascismo en los años más duros de la dictadura. Otros subalternos del matador, como el torero popular José Luis Moreno, intenta repeler el embiste del primero de la tarde con una chicuelina que sopla fuerte al viento que Manolete fue "un símbolo donde pisó, el espejo en el que se miraba la ciudad tan castigada por la posguerra y en quien veían al hombre libre que con su esfuerzo, sudor y sangre consiguió desafiar desde dentro al poder". Los otros subalternos, Rafael Serrano y José Luis Vilches, están preparados también para capotear con gaoneras o revoleras, y hasta banderillear a éste y al que viene después, si hiciera falta.

Salta el segundo de la tarde, con divisa roja IU, de nombre Urbanismo Avispado y hierro PG, una divisa que en su día, no hace demasiado tiempo, tuvo mucha -bastante- querencia a las barreras del Coso de los Califas en Feria. Urbanismo Avispado, también escorado hacia la izquierda, es de los que es difícil recibir a porta gayola a riesgo de que te acabe llevando por delante, aunque su carrera esta vez es un trote sin ganas, como si acudiera a la cita sin haber sido invitado, a una cita "chapucera", grita al viento.

El primero y el segundo de la tarde miran con ojos fijos al espíritu de Manolete y a sus subalternos en un intento de convertir la que puede ser la mejor y última faena en reconocimiento social del IV Califa en una faena para los organizadores de la corrida, que están en el Coso de Capitulares y alguno de los cuales empieza a abuchear a Corazón Asambleario y a Urbanismo Avispado. Esos ojos insisten en que esa tarde no puede triunfar alguien a quien consideran un maltratador de toros. Los dos se quedan solos. El sentido común saca a hombros al espíritu de Manolete del Coso de Capitulares.

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