Tinta y borrones

Un turismo de récord

Se sigue aplazando el debate sobre el modelo turístico, así como el de cultura, y quizá están más unidos

Córdoba ha cerrado el año 2016 con los mejores datos de turismo de su historia. Más de un millón de visitantes, casi dos millones de pernoctaciones. Todo un récord para el sector dentro de esta inercia que parece que cuanto más, mejor. Está claro que es positivo que lleguen más personas a Córdoba, pero la ciudad y la provincia sigue pendiente de un debate que no se produce y que puede suponer al final un lastre para la economía cordobesa. Si ahora vienen más viajeros es, entre otros motivos, por la incertidumbre y la sensación de inseguridad de otros países y por los nuevos hábitos sociales, no porque desde aquí se esté apostando por una gestión turística determinada. Ya no se trata siquiera de que la política aplicada sea acertada o no, sino de que al menos haya un rumbo que seguir. Córdoba, como en casi todos los aspectos de la gestión, en el turismo se deja llevar también por la inercia que vive el sector a nivel general, sin sacarle el máximo partido a una oportunidad que podría ser incluso el leiv motiv de la ciudad. Turismo y cultura. Patrimonio como fuente de riqueza. La propia historia como reclamo sin competencia para hacer de Córdoba un destino de primera.

La provincia recibió algo más de un millón de visitantes. Como todo, los datos comparados se entienden mejor. Granada tuvo más de dos millones y también es un destino de interior que no está conectado por AVE ni por autovía, como sí ocurre con Córdoba. En los últimos año ha crecido un 27%; Córdoba un 10%. Sevilla ha pulverizado igualmente todos los datos conocidos hasta ahora. Visto así, los números no son tan buenos, aunque siempre quedará la comparación con Jaén.

Hace tiempo que se habla de la necesidad de establecer un debate sobre el modelo turístico al que se quiere dirigir Córdoba, pero no se afronta de manera real. Pasa igual con la cultura y quizá es que ambas cuestiones están más unidas de lo que se pueda pensar. Pero los meses se siguen sucediendo conforme a los récords y se siguen aparcando los problemas. Qué más da si los Patios van a morir de éxito, si el casco histórico se va a quedar como parque temático, si se ha desvirtuado el Mayo Festivo y si encima nos quejamos de las procesiones de Semana Santa. Mientras sigan incrementándose los porcentajes todo irá bien, hasta que un día el balance se convierta en negativo.

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