La esquina

josé / aguilar

Que no nos tomen por tontos

LA política de confrontación de la Junta con el Gobierno de la nación (segunda fase, la primera ocurrió entre Chaves y Aznar) es completamente legítima. Se trata de oponerse a los recortes gubernamentales que afectan, con perjuicio, al interés de los andaluces y convencer a los ciudadanos de que hay una alternativa aquí abajo, que otra política es posible y necesaria. Hasta aquí, todo normal.

Lo malo es la dosis. Mejor dicho, la sobredosis. Y existe sobredosis cuando prácticamente todo el discurso de un gobierno (el bipartito PSOE-IU) se centra en exclusiva en rechazar el discurso del otro (el monocolor PP en La Moncloa). No hay un consejero de la Junta que lo primero que dice cuando habla no sea lo malo que es el ministro del mismo ramo. La sobredosis es tóxica, además, si va acompañada de una gestión más bien plana y poco activa de las competencias propias. Como si fuera una escapatoria: hablemos de Rajoy para no tener que hablar de Griñán.

Los ejemplos sobran. ¿Que se movilizan los MIR y otros sectores sanitarios dañados por los recortes? La Junta se los endosa al Gobierno sin molestarse en reconocer que son los dos gobiernos los que están recortando. ¿Que los rectores leen su manifiesto protestando por la caída de los presupuestos universitarios decretada en Madrid y Sevilla? La Junta dice comprenderlos y desvía la culpa sólo hacia el Ministerio de Educación, y eso que le adeuda 750 millones de euros a las diez universidades andaluzas. ¿Que el Gobierno dicta una amnistía fiscal impresentable? La Junta la rechaza enérgicamente y a continuación exige que le den su parte de los impuestos recaudados con la amnistía. Incluso el portavoz de la Junta, Miguel Ángel Vázquez, ha denunciado que Rajoy viaje a la capital andaluza a un acto institucional sobre el Patrimonio de la Humanidad en vez de traer un plan contra el desempleo, como si el Gobierno regional no fuera a celebrar el 28-F con medallas y copeteo en lugar de aprobar su propio programa contra el paro...

Se echa de menos que la Junta, que presume con justicia de sus logros en sanidad, educación e infraestructuras, no admita sus fallos y carencias, esos que hacen que Andalucía esté -por ejemplo- a la cola del paro nacional y a la cabeza del fracaso escolar, después de treinta años de gestión monocolor. Algo tendrá que ver. ¿O pretende hacernos creer que todo lo malo que nos pasa se debe al año de gobierno que lleva Rajoy? Hagan confrontación, pero no nos tomen por tontos.

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