Desde la ribera

Luis J. Pérez-Bustamante

Dos tipos de madres leonas

SI alguno de ustedes ha llegado alguna vez despierto al minuto tres de los documentales de La 2 habrá visto el celo con el que la leona defiende a sus cachorros del macho dominante cada vez que éste se acerca. Gruñidos a todo volumen y garras afiladas en ristre, la orgullosa mamá reta al intruso a atreverse a tocar a sus cachorros si es que tiene bemoles. Es todo un ejemplo de amor de madre; un ejemplo que se repite con la misma fiereza en el ser humano, si bien éste hace ya unos cuantos miles de años que abandonó el canibalismo si la cosa acaba en muerte.

Esa actitud de leonas con garras al aire y voz en cuello es la que han tenido las cinco madres cordobesas que pusieron en marcha la plataforma Hermano ven a mi cole a finales del pasado curso escolar. La sinrazón burocrática de la Junta había dejado a sus hijos menores fuera del colegio, el Salvador Vinuesa, en el que estudiaban sus hermanos mayores y ellas, ni cortas ni perezosas, se decidieron a dar guerra a la Administración. Ni el verano, ni el calor, ni el vuelva usted mañana han podido con ellas y, gracias a su lucha, la Junta ha dado marcha atrás y el año que viene hará porque los hermanos vayan juntos al cole. Albricias, lo que toda la vida fue igual vuelve a serlo. Sólo queda que estas madres, ejemplo de lucha en defensa de los suyos, vean conmutada su pena de separación este año y olviden rápido el peregrinar matutino que sufren cada mañana dejando a sus hijos en diferentes centros.

Estas cinco madres, como las leonas de La 2, son el ejemplo de cómo deben hacerse las cosas; del amor maternal sin límites. Y luego está ese engendro televisivo que se llama Belén Esteban: una madre que, sin duda, quiere a su hija con locura pero que a la vez sólo tiene a su Andreíta para ganarse la vida. Este alcaloide de la horterez televisiva ha sido advertida por el Defensor del Menor de que debe dejar de hablar de su niña si no quiere quedarse sólo con los paparazzi que hacen guardia en su puerta. La Esteban, que así le gusta denominarse, ha salido en la tele como una leona diciendo que por su hija mata y que su niña es lo más grande, aunque a la vez ha dicho que seguirá hablando de ella siempre que le apetezca. Triste vida la de esta mujer cuyo único mérito son dos divorcios, una niña en permanente candelero y una telebasura que fagocita todo cuanto toca. Pobre madre leona que en su afán por salir adelante vende su vida y la de su cachorro al mejor postor. Ya podía tomar algo de ejemplo y saber que los niños lo que tienen que hacer es jugar, estudiar y pasarlo bien. Y todo sin que nadie se entere. Que llame a Hermano ven a mi cole.

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