EL magistrado del Tribunal Supremo que instruye parte del caso Gürtel, Francisco Monterde, ha citado para el próximo miércoles al senador y tesorero nacional del Partido Popular, Luis Bárcenas, y al día siguiente al diputado de este mismo partido Jesús Merino. Ambos habrán de acudir en calidad de imputados provisionales en la causa que se sigue por la trama de corrupción organizada presuntamente por el empresario Francisco Correa con cargos públicos del PP en Madrid y en la Comunidad Valenciana. Las diligencias y documentación sobre la red corrupta le fueron remitidas al Supremo por el Tribunal Superior de Madrid precisamente por la supuesta implicación de dos personas, como Bárcenas y Merino, que ostentan la condición de aforados. Ambos se habían manifestado deseosos de poder declarar cuanto antes, aunque la imputación adquiere una significación política notable. Luis Bárcenas, en particular, se ha convertido en un problema para el PP, al haber recibido el respaldo absoluto de Mariano Rajoy mientras buena parte de la dirección se ha mostrado partidaria de que se le apartara de sus funciones al frente de las finanzas de la organización. Aunque los indicios de la Fiscalía sobre su presunta participación en la trama (documentos, testimonios, conversaciones telefónicas) son serios, Bárcenas siempre ha defendido su inocencia. No obstante, la persistencia en no dimitir y, en los últimos días, las veladas amenazas vertidas en su entorno sobre el daño que puede hacer al PP si se decide a contar los secretos que, por su cargo, conoce en detalle, han terminado por restarle todos los apoyos internos que pudiera tener. Hoy es un clamor en el PP la conveniencia de que Bárcenas dimita. De hecho, él mismo fijó la fecha de su retirada en el momento en que el Tribunal Supremo le imputara en algún delito relacionado con el caso Gürtel. La imputación ya se ha producido, si bien en un grado provisional que permitirá dirigir hacia él las investigaciones ordenadas por el instructor, pero sin auto concreto de imputación ni fijación de supuestos delitos. Lo cierto es que cada día que pasa en esta situación el Partido Popular ve deteriorada su imagen.

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