La consejera de Cultura, Rosa Torres, bromeaba ayer con el delegado de su área en Córdoba, Joaquín Dobladez, y la delegada de la Junta en la provincia, Isabel Ambrosio, con el cervatillo de Medina Azahara como testigo durante su visita al Museo Arqueológico. Aunque no sabemos a qué venía la sonrisa sí debemos destacar el buen humor de los dos políticos cordobeses, quienes, collarín en ristre, no perdieron la compostura en ningún momento, y es que esto de la cultura también tiene sus riesgos laborales.
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