La 'sentensia'

Lo único que se puede sacar de aquí es la enseñanza de que no existe mesías posible para Córdoba

Rafael Gómez ya tiene sentensia por sus sonados impagos a la Hacienda pública. Sentensia porque él es más de sentensias que de sentencias y porque su sentencia tiene algo de sentensia, de cosa folclórica y nuestra. La Fiscalía le pedía al empresario 40 años como 40 soletes, aunque el juez ha decidido condenarlo a cinco añillos y tres meses por sólo dos de los once delitos que se le imputaban, más una sanción económica que suena a ciencia ficción: 112 millonacos de euros. Sobre el exconcejal visionario y flamígero pende pues ahora el riesgo más que cierto de entrar en el trullo, algo que hasta hoy ha sorteado y que intentará seguir evitando con recursos y cuantas maniobras permitan que pasen los meses sin que él tenga que comenzar a cumplir su pena. A su edad, es obvio, la estrategia también la marca la inevitable verdad biológica, y eso que él dijo en su día, cuando se lanzó a la arena política, que iba a vivir como mínimo unos 200 años, supongo que en plan vampiro de museo de cera. Ahora Gómez, claro, ya no hace tantas cábalas y dice sentirse tranquilo, zen, en parte porque la absolución de todos sus hijos, para los que se pedían casi 20 años, supone una liberación de conciencia, más allá de las máscaras, en un asunto que le angustiaba como padre. Asistimos en cualquier caso a los últimos estertores (y me refiero obviamente al espacio público) de un personaje que pertenece a una Córdoba bastante inútil, ya periclitada. Y lo deseable como sociedad es que dirima sus asuntos lo mejor que pueda y sepa sin que su nombre se convierta en cosa primordial pues para nada su destino influirá ya en el nuestro. Digamos que Rafael Gómez, para su desgracia seguro conociendo al personaje, hoy ya ni pincha ni corta pues su tiempo pasó hace ya unos años. Lo único que se puede sacar de aquí es la enseñanza de que no existe mesías posible para una ciudad que lo necesita no es tanta sobreactuación y brillantina sino gente profesional y esforzada que trabaje en serio, cumpliendo las normas y bajo parámetros del siglo XXI. Telón pues sobre la Córdoba de Rafael Gómez, al que nada, nada se le debe. La única deuda con Córdoba, y bien grande, es la suya.

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