Reloj de sol

Joaquín Pérez Azaústre

La resaca del éxito

AITO García Reneses, el entrenador capaz de hacer más número de cambios de jugadores por minuto, se ha despedido de la selección al aroma del éxito. Aito, que tiene en su perfil un aquilatamiento muy romano, de efigie acristalada bajo el laurel interior, ha hecho algo parecido al movimiento de Luis Aragonés tras ganar la Eurocopa de fútbol: marcharse. Saber marcharse a tiempo es algo que tiene que ver con la victoria, y que sólo sucede en la victoria. Lo otro, claro, es de cobardes, abandonar cuando la nave se hunde, cuando se derrumba una afición que ya no espera en casa el regreso del héroe.

Aito García Reneses, verdaderamente, no ha sido ningún héroe. Estuvo a punto de destrozar un equipo que ya venía de ser subcampeón de Europa y campeón del mundo, con un juego de gran intensidad, cuajado y con hondura, mediante un sistema de rotaciones locuelas que, en apenas dos meses de trabajo con la plantilla de la selección, no sólo volvía tarumba a los propios jugadores, sacándolos de sí mismos cuanto más metidos estaban en el juego, cuando más se aproximaban a su versión anterior, sino también a los espectadores, que no comprendían bien este boicoteo desde dentro, ese olvido continuo de la verdadera ética de una selección que parecía haber dado, otros años, su medida mejor. Viendo a esta selección, viéndola ganar a trompicones contra otros conjuntos sin recambios, sin profundidad y sin brillo, daba la sensación de que sólo la hacía ganar la pasión ganadora de estos chicos, pero no un planteamiento de juego, no una estrategia intuida o cuajada, ni una dirección. España, como los equipos ganadores, ganaba jugando mal, y esto ya es algo; aunque, si toda esta espiral de rotaciones múltiples, perdidas, sirvió para el juego desplegado por España en la final ante EEUU., entonces es que Aito es el verdadero dueño del milagro.

También Luis Aragonés abandonó el banquillo de la selección española, pero esta vez de fútbol, tras ganar la Eurocopa. Pero, al contrario que en Aito, en el caso de Luis sí ha sido una estrategia, no intuida sino cuajada, y una dirección, y una personalidad futbolística llevada hacia delante contra la corriente, a veces generada por él mismo. La selección de Luis sabía a lo que jugaba, y si hubiese perdido la final lo habría hecho sabiendo a qué jugaba, y también cómo perdía. Luis Aragonés ha sido el peor enemigo de Luis Aragonés, ha sido antipático y molesto, ha sido la peor cara posible para la presencia de un país en cualquier orden, y más en el concierto informativo que rodea a estos deportes. Sin embargo, el suyo era un estilo, él tenía un estilo, y por eso sus muchachos sabían a lo que ganaban, mientras que en baloncesto han perdido sin saber que ganaban.

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