José Enrique Serrano es el socialista que preside en el Congreso la comisión para la mejora del sistema autonómicos español, no lo subestimen a pesar de la sordina que Rajoy aplica al asunto, es de esos hombres de Estado que ha estado en los bordados más delicados, incluido la aprobación del 155. La comisión ha llamado a todos los ex presidentes, menos a Zapatero, a los tres padres de la Constitución que aún viven (Pérez Llorca, Herrero de Miñón y Roca) y a varios constitucionalistas. También a lo más granado de la cultura catalana no hostil, de Serrat a Coixet. Esto último puede resultar chocante, es una declaración de intenciones sobre el acento catalán que se quiere imprimir a unas conclusiones que deben servir de base para abrir la subcomisión de la reforma constitucional. No se escandalicen, la reforma de la Carta Magna pasa necesariamente por un acuerdo con una mayoría social de Cataluña, no sólo por eso, pero sin ello no valdría la pena ni comenzar, no se acomete para contentar a quienes sólo quieren marcharse, sino para cargar de razón a los que desean quedarse. Más allá de los aspectos competenciales y jurídicos que sólo parecen preocupar a gobiernos y constitucionalistas, el sistema autonómico sólo acarrea fricciones públicas en Cataluña. Si la singularidad no se convierte en privilegio, merecerá la pena.

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