EL Boletín Oficial de la Junta de Andalucía, que es como la biblia del poder autonómico, publicó el martes pasado una orden de la Consejería de Salud sobre la composición del Consejo de Salud de Menores, órgano asesor de la Consejería para asuntos relacionados con la salud y la atención sanitaria a los menores de edad. Esta literatura burocrática, que se repite en todas las consejerías, tiene una conversación.

La orden viene a dar cumplimiento a un decreto que regula el ejercicio del derecho a la atención de los menores "en condiciones propias de su edad y desarrollo", para servir al cual manda que se cree el Consejo de Salud de Menores citado. Lo malo es que el decreto es de noviembre de 2005. La Consejería ha tardado casi cuatro años en designar a los integrantes del nuevo órgano. No parece que el Consejo sea demasiado imprescindible para mejorar la salud de los muchachos y muchachas andaluces y andaluzas.

Ha pasado tanto tiempo desde que la consejera ideó el Consejo de Salud de los Menores de Edad que la ideología de género lo ha atravesado de punta a cabo. Lo que era Consejo de Salud de los Menores de Edad se ha convertido en Consejo de Salud de las Personas Menores de Edad, que es más políticamente correcto, no vaya a entender alguien que si se dice "los menores" se refiere exclusivamente a menores masculinos y se margina a las menores de edad de su fantástica representación en el Consejo de marras.

La orden sigue en ese plan. Dice que el Consejo estará integrado por "la persona titular de la Secretaría General de Salud Pública y Participación", "la persona titular de la Dirección General de Infancia y Familia", "la persona titular de la Dirección General de Asistencia Sanitaria", "la persona titular de la Presidencia del Consejo Andaluz de Asuntos de Menores", la persona titular del Observatorio de la Infancia", "la persona representante de la Consejería de Educación, titular de la Dirección General de Participación e Innovación Educativa (...), que ha sido designada por la persona titular de la Consejería de Educación", "la persona representante del Ministerio Fiscal (...), "las dos personas menores de edad designadas por el Consejo Escolar de Andalucía entre aquellos miembros del Consejo Escolar de Centros (...). Si esto último lo coge la ministra Bibiana Aído, estas dos personas menores serían designadas "entre aquellos miembros y miembras del Consejo Escolar de centros".

Como dice un amigo, "ahora resulta que somos personas humanas, mientras que antes éramos simplemente hombres y mujeres, niños y niñas...".

Otro órgano de utilidad dudosa, pero de indudable adaptación a los dictados del feminismo administrativo, funcionarial y elitista.

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