pepe Cabello / fernando Mata

¿Qué nos estamos perdiendo de ti?

'Ever tried. Ever failed. No matter, try again, fail again... fail better'

No sirve para nada intentarlo", dijo Alicia, "una no puede creer cosas imposibles". "Me atrevo a decir que tú no tienes demasiada práctica", dijo la Reina, "cuando yo tenía tu edad, siempre practicaba media hora cada día. A veces llegaba a creer hasta seis cosas imposibles antes de desayunar" Alicia en el País de las Maravillas, Lewis Carroll.

Quisiéramos contaros la historia de Amarillo, un niño que antes de terminar la enseñanza secundaria obligatoria, un test de inteligencia en la mano de su profesor le dijo: "Amarillo tú no eres apto para estudiar una carrera". Amarillo era un niño inquieto, al que le gustaba todo menos el cole, sacaba malas notas y en un test psicotécnico demostró no ser apto para "la vida académica". La carrera de la vida comenzó en ese momento para Amarillo. Le dijeron "no puedes" en una educación centrada en el cerebro racional y poco en el emocional. Amarillo prosiguió sus estudios de bachillerato a la vez que trabajaba. Fue en casa y en el trabajo, no en el colegio, donde le enseñaron a pensar en aquello que sentimos y cómo gestionarlo, por qué lo sentimos y qué nombre tienen las emociones. Empezó a dejar de ser una analfabeto emocional. Hoy Amarillo es director de una empresa, tienes dos carreras y da conferencias en medio mundo. Descubrió que más allá de un "no puedes" y un test de inteligencia, hay algo que mueve montañas que es la gestión de tu vida, de tu tiempo, de tus emociones y de pensar que nada es imposible si tú crees que es posible.

La vida está llena de historias así, mensajes aplastantes que deciden literalmente la vida de millones de personas y que para otros significan un punto de apoyo. De hecho y afortunadamente existen personajes como Stanislas Wawrinka, un chico que a los ocho años ya jugaba al tenis bastante bien. Se enamoró tanto de este deporte que a los 15 dijo a sus padres que dejaba los estudios para dedicarse únicamente al tenis con una única obsesión: "ser numero uno de la ATP". Ha entrenado como una bestia, tanto, que lleva años entre los 20 primeros del mundo, algo que para la mayoría de tenistas ya hubiera sido un éxito abrumador. Sin embargo, en ese punto tomó otra de esas decisiones locas y absurdas: se separó temporalmente de su mujer para tener más tiempo para entrenar pues (según él) no quería distracciones en la búsqueda de su meta.

Desde hace menos de un año, contrató a Magnus Norman, el ex jugador que llegó al número dos del mundo para que lo entrenase en desarrollar su capacidad mental en la pista. Seis meses después ganó su primer Grand Slam y es tercero de la ATP, derrotando al mismísimo Rafa Nadal. Muchos se contarán la historia que fue un hecho de "buena suerte", pero la realidad muestra que esa "buena suerte" se produjo porque supo combinar la oportunidad con la preparación.

En su antebrazo izquierdo lleva tatuado una cita del escritor irlandés Samuel Beckett, y reza: "¿Alguna vez lo intentaste?, ¿Alguna vez has fallado? No importa, inténtalo de nuevo, falla de nuevo... !fracasa mejor!"

Afortunadamente, cada día nos acercamos mas a una educación donde la Inteligencia Emocional va ganando terreno. Paradójicamente se nos entrena el hemisferio izquierdo de nuestro cerebro, mientras que lo que hace que una persona tenga éxito en la vida, en cualquier dimensión es la capacidad de manejo del derecho. Es decir, somos entrenados en memorizar y razonar de manera lógica, pero es la capacidad de manejar las frustraciones, de soñar, visualizar y manejar situaciones conflictivas la que hace que crezcamos en un mundo emocionalmente inestable.

¿Se debería educar la inteligencia emocional proporcionalmente a la racional? Parafraseando a Elsa Punset, "la inteligencia emocional es hacer coherentes el instinto, la emoción y el pensamiento". Para Daniel Goleman, la inteligencia emocional tiene mucha más responsabilidad que la inteligencia racional en la consecución de éxito en la vida (proporción 80/20, según este científico). La escuela, junto con la familia, debería de enseñarnos a sentir, creer, crear, apasionarse y vivir con emoción.

Diferentes estudios muestran como la falta de inteligencia emocional influye en la aparición de problemas en los niños y jóvenes en sus relacionas interpersonales, en su bienestar psicológico, en el rendimiento y en la aparición de conductas disruptivas ¿Por qué no una asignatura para la vida?. Al final todo es una cadena de acontecimientos. Para educar en inteligencia emocional primero debemos tenerla ¿Podríamos ser emotional coach de nuestros hijos o alumnos? ¿Estás dispuesto a entrenar tus emociones?

Te invitamos a reflexionar y que te des cuenta de a cuántos sueños has renunciado porque la lógica decía otra cosa. Quizá, más bien seguro, si Wawrinka hubiera sucumbido a la lógica del sistema, hoy no disfrutaríamos del juego de este campeón.

¿Qué nos estamos perdiendo de ti?

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