La pequeña rendija

Hacer predicciones sobre la orientación de lo que puede pasar es prácticamente imposible

Cuando tratamos de calificar este período en que nos ha tocado vivir, en demasiadas ocasiones caemos en el juicio más repetido y asequible de que andamos en tiempos de incertidumbre, en tiempos revueltos, con las angustias y los miedos que nos atenazan en cada esquina. Tenemos la sensación de que falta consistencia a las certidumbres, que por tanto ya no lo son tales, y de que, en cuanto a las referencias que dirigen nuestra vida, valen muchas respuestas. Es la multiplicidad que se originó en un movimiento universal de pensamiento, de culturas y de creencias que algunos definieron como pensamiento débil. Siempre el ser humano ha sido frágil y su existencia ha estado pendiente de un hilo (los "efímeros" nos llama Esquilo), pero una cosa es el destino individual y el riesgo personal y otra, la cuna en que se mece la interpretación del mundo, la doctrina. Haciendo un muy discutible ejercicio de simplificación, en la Edad Media, por ejemplo, había una explicación suprema que no sólo daba sentido a lo que era sino también a lo que debía ser. Hasta éramos el centro del universo.

A día de hoy se puede decir que la mayoría de la gente anda a cuestas con sus dudas y vacilaciones. La inmensa variedad de opciones en todos los ámbitos (cultural, económico, social, religioso… y hasta deportivo) de que hoy disponemos sí que puede señalarse como una descripción de esta época. Por ello las predicciones del futuro están tan abiertas y nos hacen temblar quizá más de la cuenta. Precisamente por esta complejidad algunos científicos llaman caos al diseño del futuro. Y hacer predicciones sobre la orientación de lo que puede pasar es prácticamente imposible.

Hay sin embargo una pequeña rendija mediante la cual podemos influir en lo que ocurrirá. Es lo que llaman los manuales "nivel dos de caos" y son esos casos en los que la intervención humana puede condicionar el futuro: Si hacemos un programa informático mediante el cual aseguramos que el precio del petróleo mañana será de 100 euros, esta aseveración modificará en el acto la cotización de hoy subiendo o bajando el precio, es uno de los ejemplos que utilizan los que saben de estas cosas. Pero lamentablemente no ocurrirá lo mismo si las predicciones se utilizan para el tiempo que hará mañana, aquí en nada podemos influir: "nivel uno de caos". En casos como estos "la propia realidad te va a contestar", dice el cómico latino Plauto.

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