Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

¿Qué más tiene que pasar?

La primera tarea urgente en el Campo de Gibraltar es aumentar la presencia de Policía y Guardia Civil

Qué tiene todavía que pasar en La Línea o Algeciras para que los que tienen la responsabilidad de actuar tomen conciencia de que estamos ante una situación de alto riesgo? El Campo de Gibraltar ha sido escenario en los últimos meses, aunque el problema viene de mucho más lejos, de una serie de incidentes que reflejan algunas cosas que están en la superficie, como el envalentonamiento de las bandas de narcotraficantes, y otras más profundas, como la existencia de una sociedad desestructurada y sin expectativas, educada en la cultura del contrabando, que ha visto en la droga una forma cómoda y fácil de solucionar su día a día.

Hay muchas cosas que hacer y llevará tiempo hacerlas. Pero hay una tarea urgente que es el reforzamiento de la presencia policial en la zona. En las últimas semanas se han podido escuchar quejas desde la Junta de Andalucía en el sentido de que la disminución de las plantillas de Policía y Guardia Civil, por las restricciones presupuestarias impuestas por la crisis, está en el origen de la impunidad con la que han podido actuar las mafias, que lo mismo asaltan un hospital para llevarse a uno de los suyos que estaba herido, que apedrean a guardias civiles o exhiben sin tapujos las lanchas rápidas y los potentes todos terrenos que utilizan para el transportar la droga.

Hasta ahora, el Ministerio del Interior se ha dedicado a quitar hierro al asunto y, en los últimos días, a hacer vagas promesas de que se reforzarán los efectivos, pero sin aportar mayores precisiones. No tomarse en serio lo que está pasando en el Campo de Gibraltar puede ser un error político, que lo es, pero también un error social y eso es bastante más grave. Si la situación no se controla ahora, dentro de muy poco tiempo puede ser imposible.

Sin llegar a la Colombia de los años noventa -tampoco es para tanto-, en España tenemos ejemplos de hace pocas décadas -Barbate, Galicia…- que demuestran el daño que puede hacer el narcotráfico y cómo puede quedar marcada una sociedad. Cualquiera que haya visto series como Narcos o tenga edad para recordar lo que significó Sito Miñanco en las Rías Bajas gallegas a mediados de los años ochenta sabe de lo que hablamos.

La situación en el Campo de Gibraltar no admite más demora. Los daños posiblemente sean ya profundos y sería una grave irresponsabilidad dejar pasar el tiempo.

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