Opinión

Salvador Giménez

¿Que pasa con el Museo Taurino?

Una de las máximas aspiraciones de Córdoba es la de convertirse en capital cultural de la Unión Europea allá por 2016. Desde que fuera provincia de la Bética hasta su etapa de mayor esplendor en la época del califato Omeya, Córdoba ha destacado en el mundo de la cultura. Aquí vieron la luz primera personajes destacados en la filosofía como Séneca, Averroes o Maimónides. En la poesía, con Lucano, Juan de Mena o Luis de Góngora. También en la pintura con Antonio del Castillo o Romero de Torres.

Y así pasando por todas y cada unas de las artes denominadas mayores, menores y del pensamiento. Córdoba por sí sola tiene derecho a conseguir la Capitalidad, pero, ojo, no por lo que ha sido en la historia lo tiene todo conseguido. Hay que pelear por que la ciudad deje su mediocridad y que no se confunda la cultura con lo que podríamos denominar cultureta barata y demagoga.

Jaime de Armiñán en su novela Juncal, torero de ficción con una personalidad real, refleja lo que el mundo del toro significa para la cultura. En una charla de sobremesa, Juncal, el torero fracasado, explica a la escritora germana Elsa Wunderly que todo gira alrededor del mundo del toro.

Que los músicos existen para inventar pasodobles a los toreros, que los poetas están para cantar a los toreros, los médicos para curar a los toreros, los arquitectos para construir plazas de toros, los pintores para pintar a los toreros y las mujeres para querer a los toreros. Quizás Armiñán exagerase en demasía, o tal vez no. Lo que sí es cierto y verdad es que la tauromaquia forma parte de nuestra cultura, como dejó claro García Lorca cuando afirmó que la fiesta de los toros era la fiesta más culta del mundo.

Por eso Córdoba si quiere optar seriamente a esa Capitalidad Cultural debe de poner en valor su Museo Taurino, cerrado para una una reforma hace tres años y que aún permanece a la espera de ver terminada la misma. En él se guardan no solo reliquias, por llamarlas de alguna manera, de los toreros cordobeses, también interesantes fondos pictóricos y fotográficos para ver la evolución del mal llamado arte de Cúchares. Igualmente los amantes de la cabaña brava pueden seguir de manera clara la evolución del toro en la historia, observando las cabezas de reses disecadas que en él se conservan. También se cuenta con una rica biblioteca en la que aficionados o no podrán estudiar toda la historia del toreo. ¿Qué espera el Ayuntamiento para concluir las obras? ¿Acaso el Museo Taurino carece de importancia? Si queremos ser capital de la cultura, los toros deben de tener el sitio que le corresponde y el Museo Taurino es un buen escaparate. La mujer del César además de serlo debe de parecerlo.

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