La derrota en casa del Córdoba el pasado fin de semana (1-5) fue la gota que colmó el vaso para la entidad blanquiverde, que optó por despedir (casi en diferido) a Luis Carrión. Su sucesor es Juan Merino, un técnico del que los que lo conocen bien destacan su sencillez humana y su carácter a la hora de dirigir un vestuario. Carácter es precisamente lo que necesita la plantilla blanquiverde, un grupo de jóvenes futbolistas que atesora talento pero que, como ha demostrado ya en lo que va de temporada, adolece de mayor mentalidad competitiva para afrontar los momentos complicados que el fútbol reserva. Suerte a Merino, que será la de todo el cordobesismo.
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