El asesinato de Ignacio Uría el pasado miércoles en Azpeitia a manos de un terrorista llenó de indignación a todos los españoles, que mostraron su condena a esta nueva barbarie el jueves a las puertas de las instituciones. En Córdoba, la imagen de la Corporación -escasa, por cierto- concentrada como repulsa bajo el luminoso que felicita la Navidad ahondaba aún más en la crudeza del momento: porque la vida sigue... y la locura también.
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