¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

3 de mayo

Como el prisionero del romance, Rajoy debe andar "triste y cuitado" al ver cómo se le complica el horizonte

Ya lo dice la pieza capitana del Romancero Viejo: "Que por mayo era por mayo / cuando hace la calor". Sin embargo, las altas temperaturas de las que queremos hablar no serán las provocadas por la mecánica celeste, sino por algo aún más peligroso y misterioso: la política española. El 3 de mayo será el día en que Rajoy, según la legislación vigente, tendrá la capacidad de disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones generales. Todo dependerá de si el Gobierno consigue sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado. Si no es así, los ciudadanos tendremos que asistir, una vez más, a un periodo de máxima tensión política con el agravante de la canícula. Y ya sabemos por nuestra triste experiencia histórica que el calor, lejos de amodorrar los ánimos hispanos, nos convierte en tipos picajosos y susceptibles, de humor cambiante y gatillo fácil.

Como el prisionero del romance, Rajoy debe andar "triste y cuitado" al ver que el horizonte se está complicando por momentos. El PP, aunque todavía a la cabeza de las encuestas, empieza a mostrar inquietantes signos de decadencia, y la otra pata del bipartidismo, el PSOE, sigue quebrada y con pocas perspectivas de sanar. Todavía es pronto para dar por salvado el "régimen del 78". No se puede descartar que, en unos meses, lo que quede del Partido Socialista -el fantasma de la escisión no es una fantasía- esté liderado por un radical inane como Pedro Sánchez. Aunque Susana Díaz ya ha hecho saber por lo bajini que anunciará su candidatura el día 26 del presente, ni el tahúr más osado apostaría todas sus monedas a una victoria segura de la andaluza... Y el aliento de Podemos en la nuca es cada vez más cálido.

Para complicar más el panorama, Ciudadanos ha decidido vengarse de los incomprensibles ninguneos del PP, que actúa con la estúpida condescendencia de un linaje en decadencia. Lo de Murcia es sólo un aviso, una primera sangre en la mejilla de Rajoy, un aviso para navegantes. Además, las últimas encuestas indican que los naranjas le han robado al partido del charrán dos puntos en intención de voto. Para desesperación de los populares, la sepultura de Rivera, tantas veces abierta, tendrá que esperar.

Con su enemigo íntimo en quiebra y su hijo díscolo cada vez más impertinente, el PP vuelve la mirada al PNV con la esperanza de que le saque del charco de los presupuestos. La trampa de siempre: los que no creen en España deben ser sus salvadores. Para eso, mejor vamos a unas nuevas Generales. El 3 de mayo ya se puede.

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