Tribuna

Angel B. Gómez Puerto

9 de mayo, Día de Europa

UNIDA en la diversidad, éste es el actual lema de la Unión Europea, que intenta sintetizar todo un proceso de integración económica y político iniciado hace ya más de medio siglo. Precisamente en el pasado mes de marzo se ha celebrado el 50º aniversario de la constitución, en Estrasburgo (Francia) del primer Parlamento Europeo (el 19 de marzo de 1958 se llamaba Asamblea Parlamentaria Europea), aunque hubo que esperar a 1979 para que los ciudadanos europeos de los nueve Estados miembros de ese momento eligieran por sufragio universal directo a sus representantes en el Parlamento, que en esas fechas tenía, no obstante, escasas competencias.

En el mes de junio del próximo año 2009 celebramos de nuevo elecciones europeas para elegir, por sufragio universal directo y en circunscripción nacional, a los 785 europarlamentarios de los 27 Estados de la UE. Dichos representantes en la cámara de Estrasburgo, en la que se hablan actualmente veintitrés idiomas oficiales, representan a los 498 millones de ciudadanos que actualmente formamos parte de la Unión Europea. Al Reino de España le corresponden 54 escaños en la eurocámara. Uno de los retos del nuevo período legislativo 2009-2014 será desarrollar el nuevo Tratado de reforma de las Instituciones, firmado en Lisboa el 13 de diciembre de 2007 que, entre otras cosas, reduce el número de eurodiputados a un máximo de 750.

Pero, hagamos un poco de historia. El 25 de marzo de 1957 se firmó en Roma del Tratado constitutivo de la Comunidad Económica Europea (históricamente conocida como Mercado Común), una de las tres Comunidades Europeas originarias de la actual Unión Europea. Lo firmaron los seis Estados fundadores del proceso de unidad económica y política de Europa: Alemania, Francia, Italia, y los tres Estados del Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo). Unos años antes, el 9 de mayo de 1950, el entonces ministro francés de exteriores, Robert Shuman, declaró la necesidad de iniciar un proceso de integración económica del estratégico sector del carbón y el acero. Por esa razón se celebra cada 9 de mayo el día de Europa, por la famosa Declaración Shuman.

La ampliación de esa originaria Europa comunitaria se inicia en 1973 con la incorporación de Dinamarca, Irlanda y Reino Unido, a los que se une en 1981 Grecia. España y Portugal se adhieren a las tres Comunidades Europeas en enero de 1986, tras la firma del Tratado de Madrid y Lisboa de junio de 1985. En 1995 tuvo lugar otra ampliación del proceso con la incorporación de Austria, Finlandia y Suecia. Pero, la gran ampliación territorial y política de Europa se produjo en 2004, con la integración de diez Estados del este del continente (Eslovaquia, Chipre, Hungría, Letonia, Estonia, Lituania, Malta, Polonia, Eslovenia y República Checa). Por último, en enero de 2007 se produjo el ingreso en la UE de Bulgaria y Rumania. Existen negociaciones lentas para la incorporación de Croacia y Turquía. Asimismo, Estados balcánicos como Serbia o Montenegro han mostrado ya un creciente interés por pertenecer a la Unión Europea. No obstante, el debate sobre los límites territoriales de la Europa comunitaria está aún por cerrar.

En mi opinión, la profundización del proceso de integración de Europa sólo tendrá futuro si se abordan decididamente las preocupaciones reales que tenemos los ciudadanos europeos, elaborando participadamente y ejecutando verdaderas políticas de integración comunitaria en materias como el empleo, la lucha contra la pobreza, la defensa de los valores ambientales, la cultura, el fenómeno de la inmigración, la igualdad mujer-hombre o la cohesión social entre los territorios de la Unión. Con esta perspectiva, los grupos políticos del nuevo Parlamento Europeo que se constituya en 2009 deberían intensificar sus mecanismos de participación ciudadana.

Para estos importantes retos, somos necesarios ciudadanos europeos más activos y comprometidos con las nuevas responsabilidades globales como la defensa de los valores democráticos, del medio ambiente global (acciones firmes contra el calentamiento del planeta), de la justicia y solidaridad social, de la potenciación de la formación y la cultura como acciones clave para el desarrollo de los territorios, etc. En junio de 2009 los ciudadanos europeos tenemos la palabra a través de las urnas, pero ya tenemos la responsabilidad y el poder democrático para hacer de Europa un espacio político y ciudadano que contribuya a ese otro mundo tan necesario.

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