Plaza nueva

Luis Carlos Peris

El hombre y la herramienta

ESTAMOS vivos. De milagro pero estamos vivísimos y eso se comprueba con las tremendas discusiones que despierta cualquier decisión. El otro día, don Manuel Olivencia, desde su prestigio de ser uno de los hombres públicos que llevan eso de Don Manuel a la altura debida, daba a conocer que el Príncipe de Asturias a la Comunicación se le concedía a Google, el milagroso buscador de Internet. Y le ganaba Google a Manu Leguineche, el reportero vasco que ha escrito gran parte de la historia contemporánea sector bélico, mayormente. Una herramienta le ganaba a un hombre, lo que significa un peligroso precedente además de indicarnos por dónde van los vientos. Una herramienta puede con el que la maneja y eso ha levantado un vendaval de controversias con indudables dosis de aldeanismo y de indiscutibles filosofías de campanario.

La repercusión internacional de Google es incuestionable y el hecho de que se le dé el premio a una herramienta no debe ser motivo para arremeter contra la decisión. Esa herramienta que es el invento de Larry Page y Serge Brin se ha convertido en bastón ya indispensable para cualquiera de los que se dedican a juntar letras en negro sobre blanco y eso es motivo más que suficiente como para ser premiada. Además pasa que siempre será motivo de discusión un premio contra otro posible premiado. Premiar a Google no es descalificar a Manu Leguineche, un maestro de periodistas que ve cómo la vida pasa sin prisas y sin pararse en su casa de la Alcarria. Manu fue el reportero estrella en el periódico vallisoletano de Miguel Delibes y sus crónicas del Vietnam fueron faro para los muchos que querían ser como él. Nada aventurero, la vida de este vasco que nació a tiro de piedra del árbol de los vascos fue una continua aventura en la que los peligros se sucedían sin solución de continuidad, lo mismo por la amenaza que suponía el Vietcong que la de los talibanes.

Manu estaba bien colocado para que este Príncipe de Asturias fuese a sus manos, pero se le cruzó en el camino una herramienta y no ha podido ser. La herramienta pudo con el hombre igual que el montacargas deja sin trabajo al estibador, pero es que tiene tanta incidencia en la vida intelectual ese mágico buscador de datos que es Google... Hace tres años, el Príncipe de Asturias del Deporte pudo caer en pecado de aldeanismo porque se le dio a un paisano que acababa de llegar. Premiado Fernando Alonso, dos años después se deshizo el entuerto galardonando a Schumacher, el que había sido sempiterno campeón. Duele que al entrañable Manu Leguineche se le haya cruzado en el camino una herramienta. La herramienta ha podido con el hombre, pero es que sin esa herramienta serían muchísimos menos los que supiesen quién es y qué representa en la comunicación Manu Leguineche.

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