Tinta y borrones

El 'gusanillo' de la poesía

Cuando llegan estas noticias nos preguntamos si la rutina está pudiendo con nosotros

En este inicio de año de buenos propósitos y adquisición de hábitos, de vuelta a las dietas, a dejar de fumar, a escuchar más y a enfadarse menos; cuando se está inmerso en la lista de la compra de la semana o pensando en ir de rebajas llega una de esas noticias que te deja paralizado. La muerte del poeta cordobés Nacho Montoto aún causa efectos entre los que -unos más y otros menos- le conocimos. Pero en casos en los que alguien se va con tan sólo 37 años y de una manera tan fulminante como sorprendente, la empatía es mucho mayor porque, como he oído estos días varias veces, podríamos ser cualquiera de nosotros. Noticias como ésta te deja sin palabras, además de con cierta sensación de idiota y otra vez ese reconcome en la cabeza y la eterna duda: ¿estamos en lo importante?

La rutina nos engulle sin remedio en jornadas que se repiten como el eterno día de la marmota. Cuando pasan este tipo de cosas es cuando nos preguntamos si la rutina está pudiendo con nosotros, si estamos haciendo lo que queremos o más bien lo que se espera que hagamos. Pero es también en estos momentos cuando uno se aferra a la bendita rutina, porque desgraciadamente no se sabe cuando se interrumpirá.

Nacho Montoto se ha ido con 37 años, cuando celebraba la llegada del Nuevo Año y esperaba el inminente nacimiento de su segundo hijo. Los que nos quedamos no tenemos más remedio que agradecer cada nuevo día, sobrellevar los malos momentos de la mejor manera y hacernos dignos de seguir en este mundo porque queremos vivir y aprovechar cada nueva oportunidad que se nos brinda. Alejar ese miedo a la muerte que es inevitable cuando se conocen noticias como ésta y evitar que nos paralice o nos limite para seguir adelante.

Sus más allegados tardarán en recuperarse de este trance, los demás podremos seguir leyéndole y adentrándonos aún más en el mundo de la poesía, algo que ya consiguió con su dirección de Cosmopoética. Porque fue el año pasado cuando nos hizo ver que la poesía está en todas partes, en lo cotidiano: en los bares, en las servilletas, en las farolas, por las calles... Nacho Montoto nos despertó a muchos no ilustrados el gusanillo de la poesía, el inicio de un buen propósito que continúa en este nuevo año. Leer más, quejarse menos. Y vivir.

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