El gran tema

Córdoba se ha ido debilitado en las últimas décadas al perder su tejido económico. Pero aquí nadie mueve un dedo

El Instituto Nacional de Estadística publicó ayer su estudio de indicadores urbanos. Entre otras cuestiones, allí se revela que la capital cordobesa cuenta con uno de los barrios más pobres de España: el Distrito Sur, lo que aquí se podría llamar la orilla izquierda del río. Barrios como el Sector Sur o la barriada Guadalquivir, cuyas rentas anuales se encuentran un 40% por debajo de la media española. Se podría decir que es un dato aislado, y pelillos a la mar, pero hablamos de una de las zonas de la ciudad más pobladas, así que no. También el hecho de que seamos la séptima urbe con más desempleo del país aclara lo evidente: que Córdoba es una de las ciudades españolas que padece una situación económica más grave, dependiente del turismo, sin apenas tejido industrial, olvidada por el Gobierno y la Junta, sin apenas inversiones, mal gestionada, sin liderazgos, sin sociedad civil apenas y perdida en debates estériles. Es más, yo diría que lo del Distrito Sur es sólo la punta del iceberg de una realidad que se quiere esquivar y que se tapa con cuestiones tan estúpidas como la que ahora nos ocupa de la carrera oficial de la Semana Santa o con esas fricciones bobaliconas con las que nuestros partidos se entretienen mientras piensan en las urnas y en mantener el culete caliente en la poltrona. Esto que digo aquí lo habré escrito ya cien veces en los últimos cinco años, y otros lo han escrito con mayor claridad y desde mucho antes que yo, pero ni lo que hayamos dicho unos ni otros ha servido para nada. Ni una tímida mosca se mueve cada vez que sale una noticia de este tipo, que lo que demuestra es que Córdoba se ha ido quedando atrás en las últimas décadas al ir perdiendo sectores emblemáticos como su industria, su agricultura o su pequeña agroindustria. La solución a todo esto es compleja, pero desde luego lo urgente es salir de este atonía ciudadana y de todos esos debates bíblicos y yermos, al tiempo que se sale de la política simbólica, sentimental, y de la bobuna y mesiánica aspiración de crear una ciudad paniaguada. El camino debe ser otro, y el gran tema de la ciudad debe ser éste. Pero descuiden que aquí no pasa nada. Nadie moverá un dedo. Pelillos a la mar. Mil veces se dio esta indolencia y mil veces se dará hasta que el desastre esté consumado.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios