Aterriza la convención del Partido Popular en Sevilla con el caso Cifuentes planeando sobre sus cabezas. En lo que parece un gesto algo desesperado que ayude a sostener la segunda posición en el sur ante un hipotético ascenso de Ciudadanos. El mapa se le empieza a complicar a la gaviota. Procesos indigestos, fuego amigo, al fondo a la derecha, la sucesión de Rajoy… Da la sensación de que faltan manos para tapar tanta gotera. Y es que no se la da bien Andalucía al Partido Popular. Nunca se le dio. Ni siquiera en los momentos de mayor debilidad de socialismo fruto del desgaste que en determinados momentos provocaron los años de gobierno. Porque existieron oportunidades históricas que de manera sistemática la derecha no supo leer, bien, no propiciando relevos a tiempo en sus liderazgos, bien, por una estrategia de acoso y derribo, instalada en un discurso con tintes catastrofistas que no pudo, o no supo, construir una alternativa capaz de recabar los apoyos necesarios. Es como cuando hablas un idioma sin el conocimiento suficiente y pierdes los matices, cuando no la esencia. En sus tiempos de mayor auge llegaron a gobernar las capitales de provincia y un buen número de diputaciones provinciales, hoy, como mi atleti, defienden la segunda plaza.

Por un lado están las raíces, las razones históricas. Andalucía identifica claramente a la derecha y la herencia que da lugar a los populares de hoy. Ahí, la memoria es poderosa por muchas operaciones de lifting que se realicen cada década. Los errores históricos. El referéndum de 1980 que refuerza la identidad andaluza, donde predicaron la abstención desentendiéndose del anhelo de un pueblo que veía en el 151 un acto de afirmación y el paso de página definitivo tras el franquismo. Los perfiles. Repito, salvo alguna excepción, hay un perfil muy reconocible con una contrastada dificultad para empatizar con la mayoría del electorado. Los desprecios. Periódicos por parte de algunos dirigentes, incluida Cifuentes, tirando de los peores estereotipos. Y por último, una forma de gobernar. Dejemos las políticas a un lado. En el proyecto de Presupuestos Generales del Estado se repite la estrategia del maltrato, con un mensaje implícito de que hasta que no gobiernen en Andalucía esto será así. Una táctica que nunca ha funcionado y que consolida a la izquierda como referente en la defensa de los intereses de nuestra tierra. Me da que esto no se arregla trayendo una convención.

La justicia alemana se ha pronunciado sobre lo que se ha querido convertir en un problema judicial. Una vez se renunció a la política. Más goteras.

https://youtu.be/xDLQlzTf9Mw

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios