Algo está fallando

Si medimos por el mismo rasero a quien busca un empleo y a quien lo rechaza, en las políticas de empleo algo está fallando

Dizque, actualmente, es el llamado "paro" una de las situaciones que más preocupa -cuando no la que más- a los currantes -y no currantes- de nuestro país. Así lo acreditan datos estadísticos procedentes de diferentes fuentes, como el CIS. El término "parado" o "parados" se viene utilizando para referirnos a la situación en la que pueden encontrarse quienes, estando en edad y condiciones de poder trabajar no lo hacen: Unos, porque el mercado de trabajo no se lo permite. Otros, por otras… razones. Como premisa de nuestras… conclusiones -y quizás como primera… "dificultad"- tenemos que hacer constar que, a nuestro juicio, el término "parado" con el que nos referimos a quien busca un trabajo nos parece desafortunado, improcedente.

Hubiéramos preferido la utilización del término "desempleado". Porque éste puede no ser ni estar "parado", porque la búsqueda de un empleo obliga a un continuo movimiento del que de verdad quiere ocupar un puesto de trabajo. Ello supuesto, podríamos concluir que, probablemente, un "parado" tiene, siempre, la condición de "desempleado". Pero de un "desempleado" no siempre podemos predicar su cualidad de "parado". Las diferencias (entre "desempleados" y "parados") a las que hemos aludido resultan, con frecuencia, escandalosamente apreciables. Para comprobarlo, recurrimos a análisis de una reciente noticia:

Sucedía el pasado miércoles. Este periódico publicaba la siguiente: "Sólo 840 personas acuden a la oferta de 11.900 empleos para la fresa. El sector tendrá que recurrir a jornaleros de la aceituna y contratos en origen para cubrir los puestos necesarios para la recolección". Parece claro: Ante una oferta de empleo que podría dar trabajo a cerca de 12.000 trabajadores, solamente se han movido y acudido a la convocatoria 840. O sea: Únicamente éstos no permanecieron en situación de "parados": Todo lo contrario.

Los demás -y por razones que desconocemos- es lo cierto que no han movido un dedo por cambiar su situación laboral. Por ello, deben ser considerados como auténticos "parados", que no "desempleados". Y, si medimos por el mismo rasero a quien busca un empleo y a quien lo rechaza, tenemos que concluir que, en las políticas de empleo, algo está fallando.

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