LA Feria de los Municipios, que en estos días ocupa la sede de la Diputación Provincial, es el mejor de los reflejos de la sociedad en la que, lo queramos o no, estamos insertos. A través de los diferentes expositores, los ayuntamientos, organismos, patronatos, consorcios, mancomunidades y demás entidades de rollizos presupuestos se desgañitan en promocionar sus logros, en publicitar sus avances, en reclamar la atención de todos. Mientras, el público que pasea por la feria sólo presta atención a todo lo que es gratis, ya sea una loncha de jamón o un llavero de dudoso gusto. Da igual. El éxito -es algo más que demostrado- está en las degustaciones. Alrededor de ellas se concentran las masas, las sonrisas y los parabienes. Con el estómago lleno se ven las cosas de otra manera, desde luego. Como la Feria de los Municipios, el más veraz de los reflejos de la sociedad en la que estamos insertos. Pasen y vean.

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