Las fiestas navideñas han supuesto un cierto espejismo de consumo justo cuando se atraviesa el momento más duro de la crisis. Quien más quien menos, ha tirado la casa por la ventana para darse un homenaje. Los supermercados exponen las mejores viandas durante estos días porque mucha gente ha pensado, qué demonios, que un día es un día. No se engañen. Pese a las gambas, seguimos igual o peor que antes.
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