Cambio de sentido

Todo se entiende sólo a medias

Quiero decir Narciso pero digo 'selfie'; miedo pero digo bolardo; mentira pero digo posverdad

Me pasa a veces que, cuando trato de hablar, se me llena la boca de pulpos, de candados, de monedas y de errores:

Quiero decir mentiras pero digo posverdades. Quiero decir miseria pero digo crecimiento negativo. Quiero decir usura pero digo banco malo. Quiero decir catalán pero digo catalanista. Quiero decir españolista pero digo español. Quiero decir español pero digo idioma. Quiero decir idioma y digo, con Félix Grande, patria. Quiero decir Rajoy pero digo democracia. Quiero decir urna pero digo democracia. Quiero decir democracia pero digo contradicciones.

Quiero decir miedo pero digo bolardo. Quiero decir matar pero digo abatir. Quiero decir que viene el coco pero digo radical. Quiero decir liberalismo pero digo libertad. Quiero decir cuchillas pero digo concertina. Quiero decir niño muerto pero digo efecto colateral. Quiero decir verbos vivos pero digo adjetivillos. Quiero decir Narciso pero digo selfie. Quiero decir no te vayas pero te digo te quiero. Quiero decir, con humildad, lo siento mucho pero digo, altanera, os perdono. Quise decir dictadura pero dije Movimiento. Quiero decir infancia pero digo abuela.

Pero a usted también le pasa que, si trata de oír, los oídos se le llenan de horror y de chatarra:

Si digo abuela, hay quien oye estorbo. Si digo amistad, hay quien oye Facebook. Si digo compartir hay quien oye retuitear. Si digo importante, hay quien oye urgente. Si digo sueños, hay quien oye Freud. Si digo tumor, hay quien oye cáncer. Si digo libre, hay quien oye gratis. Si digo rumana hay quien oye estercolero. Si digo feminismo hay quien oye brujas. Si digo musulmán, hay quien oye terrorismo. Si digo nacional, hay quien oye franquista. Si digo republicano, hay quien oye rojo. Si digo rojo, hay quien oye morado. Si digo legítimo, hay quien oye legal. Si digo dogmas, hay quien oye dogmas. Si digo magisterio, hay quien oye ministerio. Si digo tuyo, hay quien oye todo mío. Si digo refugiado, hay quien oye llover.

Por eso ahora estoy aquí afilando las tres espadas de mi boca. La primera para decir. La segunda para besar y morder. La tercera para suplicar el perdón.

[Artículo realizado a partir del poema Danza Caníbal #2 de Miguel Ángel García Argüez, revisitado e intervenido a fondo por procedimiento apropiacionista].

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios